A principios del siglo XX, cuando Cúcuta pertenecía al departamento de Santander, su principal medio de información era el diario El Trabajo, periódico fundado por don Justo Rosas, quien era su director y editor, verdadero pionero del periodismo local. En esos años, entre las secciones ofrecidas a los lectores estaban la política, las noticias, el comercio, las industrias, literatura y variedades. Para mostrar a mis lectores la variedad de opciones que se ofrecían en 1903 en cuanto a productos, servicios y demás rudimentos, detallaremos algunos de los mensajes que se publicaban entonces.
Para empezar, es necesario aclarar que el formato utilizado en sus primeros tirajes, no alcanzaba el medio pliego, así que podrán imaginar el tamaño de la publicación. En ese tiempo no se habían establecido clasificaciones de ninguna clase en la presentación de los anuncios ni tampoco en las noticias, aunque sí seguían cierta secuencia que permitía una lectura fácil y consecutiva, pues los artículos era presentados en su totalidad, esto es, sin tener que remitirse a páginas posteriores, como sucedió años más tarde cuando los periódicos aumentaron su tamaño y por lo tanto fueron tornándose más voluminosos y su composición cada vez más compleja.
Desde el comienzo de nuestra vida republicana y aún antes, el periodismo se identificaba con las ideologías imperantes, razón por la cual, siempre hubo periódicos a favor y en contra del gobierno de turno; lo que inevitablemente se ha destacado como una herramienta de la verdadera democracia y el ejemplo de la aplicación de los derechos a la libertad de opinión y de prensa.
A principios de siglo la agitación política nacional estuvo centrada en los problemas originados en el departamento de Panamá y sus intentos separatistas los que a la postre se materializaron. Esto para ubicarnos en el contexto histórico y porque la situación presente es material utilizado en la confección de los avisos y de la publicidad en general. Otra observación importante, es que ninguno de los avisos, edictos o comunicados tiene la dirección del interesado; la ciudad era tan pequeña y sus gentes tan conocidas que este pequeño detalle era innecesario.
Así que para comenzar con la exposición de los avisos prometidos, les presento el de la Sastrería La Confianza, de los señores A. Iglesias e Hijo, quienes lo publican con el encabezado ABAJO LOS YANKEES y esto lo hacen sólo para solicitar obreros, ni siquiera para ofrecer sus productos o sus servicios de alta costura, en tiempos en que la mayor parte de la población masculina usaba trajes de paño para sus labores diarias.
En alguna crónica anterior, les había comentado que buena parte de los avisos de prensa de mediados de siglo, eran de productos medicinales; situación que venía de tiempo atrás y que podemos apreciar en los primeros ejemplares de prensa. Ya en este momento era común leer propaganda de jarabes, emulsiones, remedios, píldoras o ungüentos que eran los productos de mayor demanda entre la población del común.
El famoso Remedio del Dr. Brande se ofrecía como infalible para la curación radical y permanente de la debilidad nerviosa, la espermatorrea, la impotencia y la pérdida de las fuerzas sexuales, así como las emisiones involuntarias (sean diurnas o nocturnas), la postración nerviosa, las enfermedades de los riñones y la debilidad de los órganos de la generación. La literatura que se agregaba en la caja lo describía así: Este maravilloso remedio devuelve rápidamente el poder de la procreación al hombre, cualquiera que haya sido la causa de su pérdida. Por su acción, los miembros toman su primitiva condición de salud, tonifica todo el cuerpo, haciendo desaparecer todo temor y melancolía, tranquilizando el espíritu y al mismo tiempo restableciendo la fuerza de los órganos genitales.
El producto era fabricado por los Estados Unidos por Brande & Co. en el 231E de la 31St. y se vendía en todas los droguerías y farmacias de la ciudad.
Otro muy famoso era el Jarabe Pectoral del Dr. Grancher; era según su propia definición, un fosfo-glicero-creosotado y de él se decía que estaba demostrado que esa combinación era de inmenso valor en el tratamiento de los estados atónicos y caquécticos, como la tisis pulmonar, en la debilidad general y el agotamiento nervioso. En la literatura adjunta se leía que era “tal vez la única medicina que ha producido resultados satisfactorios en el tratamiento de la tos ferina y ninguna medicina semejante resulta más eficaz ni más barata”. Los pedidos debían dirigirse a la Botica Alemana de los señores Van Dissel, Rode y Co. Para su compra por mayor y por frascos.
La Emulsión Rincón; el aviso decía que “sigue dando excelentísimos resultados y hoy la prefiere el público a las otras emulsiones, porque además de su eficacia para la curación de todas las enfermedades del pecho, catarros crónicos y garganta, es más barato que ninguna otra!”. Se vendía en la casa de Luciani Ávila y Co.
Para los señores dentistas se ofrecía el “sin rival Anestésico Rueda, lleva en cada frasco instrucciones para aplicarlo y certificaciones de médicos y dentistas que lo han empleado con muy buen éxito en las extracciones de muelas y en operaciones de pequeña cirugía”. Se despacha por correo libre de porte a cualquier punto de la república. Las únicas agencias establecidas hasta hoy en Colombia, decía el aviso eran: en Cúcuta, el doctor Miguel Villa Mora; en Bucaramanga, la Farmacia Granados y en Cartagena, el doctor Constantino Pareja G.
En la reconocida Botica Nueva, se ofrecían medicinas que sólo allí se vendían y con los precios más bajos de la plaza. Sus productos más famosos eran: el Febrífugo, “precioso medicamento para curar el paludismo” y las Píldoras Febrífugas, que combatían todas las formas de paludismo y la anemia que acarrea. El Jarabe Pectoral Calmante, único para combatir la tos, los dolores nerviosos y las enfermedades del pecho. Las Píldoras Tocológicas, que curaban los desarreglos de la mujer y la anemia. El Jarabe de Glicerofosfato de cal, inmejorable como tónico, vigoriza los nervios y la sangre. Otras eran las Píldoras Purgantes que depuraban la sangre y la bilis. Todas eran especialidades preparadas por el docto Villa Mora y vendidas exclusivamente en su Botica.
Gerardo Raynaud D. | gerard.raynaud@gmail.com