La senadora del Pacto Histórico, que falleció este sábado 20 de enero en Medellín, fue señalada de colaborar con la extinta guerrilla de las Farc. Esta es la historia.

Era abril de 2010, Piedad Córdoda se encontraba en el exterior cuando en Colombia le estalló, quizás, el escándalo más grande de su vida pública. Mientras las Farc eran el enemigo y el objetivo militar más importante del gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, la Procuraduría de Alejandro Ordóñez la señaló de colaborar con esa guerrilla y hasta de planear estrategias políticas con el dolor de los secuestrados.

Bastó un comunicado del Ministerio Público para que Córdoba estuviera en todos los medios y periódicos del país, y no era para menos. Según las pruebas de Ordóñez, la entonces senadora de la República había aparecido en correos secretos del guerrillero Raúl Reyes, un importante miembro del secretariado de las Farc que, para ese entonces, era el segundo al mando.

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Se trataba de tres portátiles con sumo valor militar y político que pertenecían a Reyes y que fueron encontrados tras el famoso bombardeo de la Operación Fénix en el que murió.

Según se dijo en ese momento, el comandante guerrillero sostenía correos con otros integrantes de las Farc en el que se refería a Piedad Córdoba como alias “Teodora Bolívar”. Ese alias, aunque nunca se confirmó y algunos exfarc lo niegan, la acompañó como una sombra durante toda su vida.

De ahí que fueran tan polémicos los supuestos correos en los que las Farc hablaban de “Teodora” como la persona que había elegido el expresidente venezolano Hugo Chávez para ser candidata a la presidencia de Colombia.

Pero esas supuestas relaciones políticas y de colaboración no fueron las que más le costaron a Piedad. En esos correos también se conocieron supuestas pruebas de cómo ella le enseñaba a las Farc a negociar con el dolor de los secuestrados.

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Tras decenas de imágenes de Íngrid Betancourt y otros secuestrados en estados de desnutrición y atados a cadenas de pies y manos, Córdoba habría enviado mensajes en los que recomendaba moderar más esos contenidos para no poner de enemigo al país.

Eso, sumado a los constantes señalamientos de que ella no era una intermediadora entre las Farc y el Gobierno, sino una aliada a la guerrilla, acabaron por sepultar en ese entonces una próspera carrera política que pintaba hasta para presidenciales.

Pero fue la sanción del procurador Alejandro Ordóñez la que la sacó del Congreso y la volvió una sombra hasta hace pocos años.

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En septiembre de ese mismo 2010, la Procuraduría General de la Nación la destituyó e inhabilitó por 18 años para ejercer cargos públicos por esas supuestas pruebas encontradas en los computadores de Reyes.

Sin embargo, la sanción quedó sin efectos seis años después, en 2016, cuando el Consejo de Estado declaró esas pruebas de los portátiles del comandante guerrillero como “ilegales” tras considerar que habían sido obtenidas de manera irregular y que, entre otras cosas, habían perdido la cadena de custodia dando paso a posibles modificaciones.

Sumado a eso, el Consejo estableció que no había correos en los computadores de Reyes, sino simples documentos de Word con copias de esos mensajes electrónicos que, al fin y al cabo, eran mucho más fáciles de modificar.

Con esa sentencia a su favor, Piedad volvió al ámbito político y fue recibida incluso por el presidente Gustavo Petro, quien le abrió las puertas del Pacto Histórico y la llevó a ser senadora de la República nuevamente en 2022.

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Desde ahí, Córdoba volvió al debate público y se convirtió, otra vez, en una figura importante del Congreso y de la izquierda colombiana. Aunque no le duró mucho.

Otra vez, sus supuestos nexos con las Farc la persiguieron y la pusieron en el ojo del huracán cuando uno de sus exasesores, Andrés Vásquez, la señaló de haber postergado la liberación de Íngrid Betancourt y otros secuestrados para que la guerrilla, y ella misma, obtuvieran beneficios

Fue ese escándalo, sumado a las supuestas visitas al pabellón de extraditables de La Picota, los que terminaron por sepultar la figura renaciente de Piedad.

Desde ahí, Petro la alejó de su círculo cercano y hasta la desautorizó para participar en actividades de su campaña y su Presidencia. Por todo eso, la senadora Piedad Córdoba murió este sábado 20 de enero en soledad y lejos de los reflectores del ámbito político.

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