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Política
"Fin del conflicto permitirá focalizar la lucha contra la delincuencia"
El miembro del equipo negociador del Gobierno habló de los retos que tendrá la fuerza pública.
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Jhon Jairo Jácome Ramírez
Lunes, 19 de Septiembre de 2016

Si por tradición familiar fuera, Óscar Naranjo Trujillo habría sabido desde que llegó al mundo, que su destino era ser policía.

Nacido en Bogotá en 1956, creció en una familia ligada profundamente a esta institución, pues su padre, Francisco José Naranjo, fue director de la misma, cuando su hijo, el ahora general en retiro y quien también fue director de la Policía, apenas iniciaba su carrera como oficial.

Al general Naranjo se le reconocen varios de los más grandes golpes que esa institución ha dado en la historia reciente del país. Combatió y ayudó a desmantelar el Cartel de Cali y del Norte del Valle. Creó la Dirección de Inteligencia de la Policía y estuvo detrás de dos de las muertes que más daño le han hecho a la guerrilla de las Farc: las de Raúl Reyes y Jorge Briceño, El Mono Jojoy.

Hace cuatro años, cuando iniciaron las conversaciones con las Farc, en Cuba, el presidente Juan Manuel Santos lo nombró parte del equipo negociador, con el que recientemente estuvo en Cúcuta explicando el Acuerdo final al que llegaron con esa guerrilla.

En entrevista con La Opinión, el general Naranjo habló de los retos que se avecinan para la fuerza pública, su visión sobre los militares y policías en un escenario de posconflicto y de qué tipo de país sueña en 10 años, sin las Farc haciendo presencia en los territorios como grupo armado ilegal.

¿Cuáles serán las nuevas amenazas que podrían surgirle a las Fuerzas Militares, una vez desaparezcan las Farc como grupo armado?

Poner fin al conflicto con las Farc significa realmente empezar a reconocer y a focalizar el esfuerzo militar y policial sobre amenazas que van a querer persistir en los territorios, y muy particularmente, a la amenaza que significan las economías criminales basadas en cultivos ilícitos, minería ilegal o extorsión. Lo que nosotros estimamos es que la capacidad excedente que va a resultar de poner fin al conflicto con las Farc, va a permitir focalizar e incrementar la fuerza para someter a esos delincuentes a la ley.

En un escenario como el Catatumbo, donde además de las Farc existen otros grupos como Los Pelusos y el Eln, ¿cuál va a ser el papel de las autoridades para evitar que los dos últimos copen los espacios que dejarán las primeras?

El Gobierno ha dicho que la prioridad para la fuerza pública es que el control territorial empiece a ser hoy una realidad en función de los espacios que dejan las Farc. Por lo tanto, uno esperaría que esos lugares sean copados por la fuerza pública, y que a partir de esos enclaves que establezcan las autoridades, se empiece a generar una relación mucho más estrecha con las comunidades. También, que los programas que están previstos en los acuerdos, programas de desarrollo con enfoque territorial, empiecen a generar unos motivadores de cambio en epicentros claves como el Catatumbo, que sabemos es una región afectada por causas múltiples, desde los cultivos ilícitos, hasta la presencia del Eln, las bandas criminales y los narcotraficantes.

¿Creen ustedes que a las Fuerzas Militares puedan llegar en un futuro reintegrados de las Farc?

Eso no quedó considerado en el Acuerdo Final. El acuerdo que pone fin al conflicto permite la reincorporación a la vida civil de exintegrantes de las Farc, previo cumplimiento de unos requisitos que tienen que ver particularmente con su valoración por la Jurisdicción Especial para la Paz.

¿Debe disminuirse el presupuesto de la Fuerza Pública en el posconflicto?

No. El presidente de la República ha sido claro en afirmar que esto sería un gran error. No queremos repetir los errores que se cometieron en Centroamérica, donde luego de la firma de los acuerdos de paz hubo un desmantelamiento de la institucionalidad en seguridad y que al final significó que, 20 años después, esos países estén hoy amenazados seriamente por el crimen organizado. Aquí se trata de reenfocar y redireccionar los esfuerzos sobre el reconocimiento de que hay amenazas que van a querer persistir en el territorio.

¿Qué decirles a los miembros de las Fuerzas Armadas que temen que sus carreras, una vez desaparezca el conflicto, puedan verse truncadas?

Bueno, francamente los ascensos en la fuerza pública nunca se rigieron por tablas que midieran la operacionalidad en términos de bajas. Los ascensos en la fuerza pública son el resultado de una combinación de capacitación, tiempo, experiencia y meritocracia. Creería que las señales que está dando la fuerza pública, por ejemplo, las que está dando el señor comandante del Ejército Nacional, general Alberto Mejía, con todo el proceso del cambio de su doctrina para que esta se adapte a la nueva realidad, es una señal de confianza para los colombianos.

¿Ve a las Fuerzas Militares colombianas apoyando procesos en el exterior?

Veo a las Fuerzas Militares, a la Policía, como grandes generadores de conocimientos en materia de seguridad. Por esto mismo, sería irresponsable con la humanidad, con países amigos, no transferirles nuestros conocimientos, nuestras lecciones aprendidas de éxitos y fracasos.

¿Cómo se ve usted y a las diferentes fuerzas armadas del Estado en 10 años?

Sueño con un país en paz, con una institucionalidad que regresa a la naturaleza de su esencia. Ruego para que la Policía Nacional, en un país en paz, sea una Policía que se pueda concentrar en la convivencia ciudadana, en la prevención del delito, en la educación de los ciudadanos en valores democráticos y ciudadanos. Sueño con una fuerza pública, y especialmente, con una fuerza militar que conserve su integridad a partir de lo que ha sido su gran sacrificio y heroísmo en tantos años de sufrimiento, luchando en este conflicto armado.

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