El experimento que propuso el presidente de la República, Gustavo Petro, de hacer público por televisión, por primera vez, un consejo de ministros, lejos de lograr el objetivo que se había trazado, que era darle la cara a los colombianos por el alto porcentaje de incumplimiento en las metas trazadas, terminó desnudando una crisis interna de gobierno en el que el fuego “amigo” es el protagonista.
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La tensión que desde hace varias semanas se desató con la llegada de Armando Benedetti a Colombia y su inmediato nombramiento como asesor presidencial, escaló a su punto más alto esta semana cuando se conoció su nueva designación, ahora como jefe de despacho de la Presidencia; es decir, la mano derecha del presidente.
Con lo que no contaba el jefe de Estado era que su invento de televisar el encuentro semanal con el equipo de gobierno iba a terminar siendo el escenario para que varios funcionarios hicieran catarsis sobre las incomodidades que se respiran al interior del gabinete.
En tanto, los colombianos se convirtieron en los testigos de excepción del bochornoso momento que dejó en evidencia no solo la fragilidad del proyecto progresista, de cara al 2026, sino de la gobernabilidad misma para encarar el año y medio que le queda de periodo a Gustavo Petro.
Prueba de ello es que apenas unas horas después se produjeron las primeras renuncias, entre ellas la de uno de los funcionarios del círculo más cercano a Petro: Jorge Rojas, quien apenas se estaba estrenando como director del Dapre.
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“Le agradezco al presidente, pero los acontecimientos no me permiten continuar en el Gobierno a su lado”, dijo Rojas en la emisora la W radio.
El otro que anunció muy temprano que se apartaba del cargo después de 18 meses fue el ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, Juan David Correa.
El director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo, Carlos Carrillo, también puso a disposición su cargo y planteó que era menester de todo el gabinete y del alto gobierno presentar sin demora la renuncia protocolaria.
“Quienes no hemos sido electos, no podemos aferrarnos a las dignidades, el mínimo gesto de agradecimiento es no amarrarle las manos al presidente”, escribió en su cuenta de X.
Por su parte, el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, opinó que ante lo ocurrido el martes en el consejo de ministros, el gabinete actual “es insostenible”.
“Propongo a los ministros, como lo hice sin suerte hace dos semanas, que renunciemos hoy para dejar en libertad al señor presidente de hacer los cambios que él considere necesarios para asumir los retos de la recta final de gobierno. Es evidente que como jefe de estado no está satisfecho con los resultados y un sector importante de la opinión nacional tampoco”, señaló.
![Gabinete de Gustavo Petro](data:image/gif;base64,R0lGODlhAQABAAAAACH5BAEKAAEALAAAAAABAAEAAAICTAEAOw==)
Heráclito Landinez, representante a la Cámara por el Pacto Histórico, ratificó la posición que fijó a finales del año pasado sobre los cambios que necesitaba el gabinete de Gustavo Petro para asumir la recta final del gobierno y la consolidación de las metas trazadas en el Plan de Desarrollo, y dijo que los funcionarios que no estén a gusto con las decisiones del presidente deberían apartarse del cargo.
Entre tanto, el expresidente Ernesto Samper sugirió que como la crisis coincide con el periodo de inhabilitación de funcionarios públicos, para las elecciones legislativas y presidenciales del 2026, el camino para superarla sería una renuncia colectiva de todos los ministros y jefes de departamentos administrativos, dejando al presidente en libertad para que él haga los ajustes que considere convenientes.
El propio mandatario escribió en su cuenta de X, después de lo sucedido, que los miembros del gabinete que estén dispuestos a hacer campaña son libres de hacerlo, pues ese fue un planteamiento que ya les había hecho.
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“Los que quieran trabajar en el cumplimiento del programa se quedan. Se ajustará el Gobierno de acuerdo al nivel de ejecución de cada ministerio. Quiero, en lo que queda del tiempo, y tras grandes progresos en algunas materias y poco progreso en otras, un gobierno unido y transparente de cara al pueblo y con el pueblo”, manifestó Petro.
Crisis de gobernabilidad
El caos que se evidenció en el consejo de ministros televisado y en el que las recriminaciones y los cuestionamientos terminaron restándole importancia al análisis de los decretos de Conmoción Interior para el Catatumbo, que era uno de los propósitos de esta cita, es interpretado por muchos como el reflejo de la crisis de gobernabilidad que ha caracterizado al llamado gobierno del cambio.
“Yo no había visto una crisis de gobernabilidad más grave de la que está viviendo el país en más de 70 años. El gobierno Petro está empezando a demostrar su fragmentación, donde nadie le hace caso y apunta a que va a ser más grave que el gobierno Pastrana en el año 2002”, consideró el analista John González.
Para el profesor, haber hecho este encuentro televisado fue “un tiro en el pie” del Gobierno y una muestra del “desorden tan monumental en que tiene sumido al país”.
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El propio jefe de la cartera política admitió que el consejo de ministros no era el escenario adecuado para repetir el informe de gestión que entregó el gabinete al comienzo del año. Dijo que tampoco fue una decisión conveniente transmitirlo por televisión.
“El propósito loable del presidente de hacer públicas decisiones del gobierno debe tener límites, tanto por el uso del espectro, como por la necesaria confidencialidad de asuntos internos de gobierno e incluso de seguridad nacional”, planteó Juan Fernando Cristo.
Lo dicho por el mismo presidente Petro dejó al descubierto el descontrol que hay dentro de su equipo de trabajo, pues como lo ventilaron varios de los ministros que intervinieron, el gobernante advirtió que no desea “un gobierno con dobles agendas”.
“Decidí que (el consejo de ministros) se hiciera expuesto al pueblo para obtener respuesta del gabinete sobre ese incumplimiento. Se prefirió evadir las respuesta y lanzar el ataque caníbal y autodestructivo que es una tradición histórica no solo de la izquierda sino de Colombia”, reconoció.
Un camino de espinas
Las desavenencias en el gabinete también podrían significar serias fracturas en el proyecto progresista, teniendo en cuenta la férrea defensa del presidente de la República hacia Armando Benedetti y su insistencia de mantenerlo en el Gobierno.
Como se sabe, a finales del año pasado, la coalición del Pacto Histórico comenzó a trabajar en la posibilidad de convertirse en un solo partido, pensando en mantener el resultado que consiguieron en 2022. Sin embargo, las divisiones que podrían darse entre quienes comparten y no las decisiones que está tomando Petro, se muestran como un riesgo alto para los intereses políticos de esta alianza.
![Susana Muhamad](data:image/gif;base64,R0lGODlhAQABAAAAACH5BAEKAAEALAAAAAABAAEAAAICTAEAOw==)
El senador Iván Cepeda, por ejemplo, dejó claro ayer su apoyo a la vicepresidenta Francia Márquez y los ministros que cuestionan la presencia de Benedetti como jefe de despacho presidencial.
“El problema no es el sectarismo. Muchos hemos trabajado y logrado las alianzas que han hecho posible este gobierno, y hemos insistido, hasta la saciedad, sobre la necesidad de construir un gran acuerdo nacional. El problema real es proteger el proyecto del oportunismo y la corrupción”, dijo Cepeda.
En cambio, el representante Gabriel Becerra salió a defender directamente al presidente y señaló que ningún gobierno es homogéneo y menos cuando es una coalición como la actual.
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Para el analista John González, habría cierto riesgo de que las decisiones que está tomando Petro puedan afectar su movimiento político para el 2026.
“Cuando un gobierno es muy débil, no hay quién enarbole las banderas de la continuación de ese gobierno y puede pasar que nadie se identifique como heredero de ese gobierno y no tenga opciones para la Presidencia. El presidente está jugando con fuego”, planteó.
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