El Partido Alianza Verde está preocupado, pues se encuentra en una verdadera pelea contra el tiempo, en la carrera por las elecciones presidenciales de 2022.

La premura es porque, sea quien sea su candidato, se tendrá que enfrentar en una consulta con otras fuerzas alternativas, toda vez que si lo que quieren es ser una opción en la próxima contienda, tendrán necesariamente que someterse a una alianza.

Hasta el momento, en los Verdes aparecen como precandidatos los exgobernadores Carlos Amaya (Boyacá) y Camilo Romero (Nariño), y los senadores Antonio Sanguino, Iván Marulanda, Sandra Ortiz y Jorge Londoño.

El asunto está en que los aspirantes están divididos en dos bandos: quienes quieren hacer parte de la Coalición de la Esperanza y los que creen que lo más conveniente es unirse al Pacto Histórico.

La Coalición de la Esperanza está conformada por Sergio Fajardo, Jorge Enrique Robledo, Humberto de la Calle, Juan Fernando Cristo y Juan Manuel Galán. Ellos se han denominado como la representación del centro y han dicho que no se unirán con el sector de Gustavo Petro, con quien consideran existen diferencias ideológicas muy fuertes.

Entre tanto, el Pacto Histórico es la propuesta que lidera Petro, con su movimiento Colombia Humana, y al que también está vinculado el senador Roy Barreras, quien la semana pasada inscribió ante la Registraduría su propio grupo significativo La Fuerza de la Paz, con el que busca recoger firmas para avalar su aspiración a la Presidencia.

En medio de este escenario es donde entra en conflicto la Alianza Verde, puesto que mientras un sector, liderado por Carlos Amaya, plantea que es momento de tener nuevamente un candidato único, elegido democráticamente y en donde solo participen los cuadros directivos de la colectividad, es decir: alcaldes, gobernadores, congresistas y miembros del partido, el otro sector propone que se haga una encuesta, pagada por la colectividad y en la que se incluya a todo aquel que quiera participar.

La definición, entonces, no resulta nada fácil: según los cálculos de algunos de los protagonistas de esta puja interna, la elección la ganaría Amaya, pues la mayor cantidad de miembros de la Alianza Verde está en Boyacá.  Adicionalmente, un sector de la colectividad denuncia que hacer una encuesta abierta les permitiría a las bases del petrismo meter mano, permitiendo que gane Romero.

Lo que está claro es que, si gana el exgobernador de Boyacá, los Verdes están seguros de que su candidato hará parte de la Coalición de la Esperanza y si gana Romero, este se iría con el Pacto Histórico, aunque no hay claridad en torno a si eso lo aprobaría el pleno de la colectividad.

Sea cual sea la decisión, esta tendrá que concretarse antes de septiembre, para que en marzo del próximo año se pueda hacer una consulta de distintos sectores, esta vez sí con el concurso de la Registraduría, durante las elecciones al Congreso de la República.

Se agita la tensión

Las propuestas que han surgido sobre la escogencia del aspirante presidencial ya empiezan a agitar los ánimos entre los Verdes.

Así lo dejó ver la senadora Angélica Lozano, quien es partidaria de la elección interna, y en su cuenta de Twitter publicó el siguiente mensaje: “Bases del Partido Verde decidirán candidatura presidencial: personas afiliadas, ciudadanía votante, excandidatos/as, personas electas. Qué pena no incluir a militantes y dirigentes políticos de otros partidos (sic)”.

La congresista recibió una respuesta, con ironía, por parte del precandidato Camilo Romero: “¡En hora buena por el partido, muy democrático todo, un ejemplo! Señores copresidentes, directivas, precandidatos, elegidos, militantes, simpatizantes del Partido Verde y ciudadanía, tomen atenta nota de lo decidido por la senadora Angélica, notificado vía Twitter”.

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