La racha de asesinatos en la ciudadela Juan Atalaya sigue vigente. En menos de 24 horas se registraron dos hechos de sangre que generan temor entre los habitantes de ese sector de la ciudad.

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Pese a que las autoridades tienen presencia en los barrios que componen la Comuna 8, los violentos se las ingenian para hacer de las suyas y salir bien librados.

El crimen más reciente ocurrió en el barrio El Desierto, la madrugada de ayer, en la calle 4 con avenida 17A, donde un desconocido acabó con la vida de Jesús Alberto Arteaga Palacios, quien era vigilante informal en la zona desde hace al menos 15 años.

“Él (Jesús Arteaga) pasaba todos los días por las cuadras en una bicicleta. Su trabajo consistía en pitar y llevar una tonfa negra para defenderse en caso de ser sorprendido por los ladrones. Es raro que esta madrugada estuviera a pie cuando lo mataron”, contó una habitante del sector.

Según se conoció, Arteaga vivía arrendado en una habitación alrededor del lugar donde fue asesinado.

El ataque

Sobre las 3:11 de la madrugada, cuando la víctima, de 61 años, caminaba por esa cuadra, un desconocido se le acercó y le disparó en tres oportunidades en el pecho y el abdomen, quedando sin vida de inmediato.

Las detonaciones de los disparos despertaron a los habitantes del sector, que rápidamente salieron a mirar qué había sucedido y observaron el cuerpo de Jesús Arteaga, que vestía unos zapatos negros, yin y camiseta azul. Al lado de él quedó la tonfa que siempre usaba.

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Los vecinos alertaron a la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) de lo que había ocurrido, por lo que a los pocos minutos arribó una patrulla para iniciar las primeras pesquisas, mientras que los miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho), se encargaron de la inspección y el levantamiento del cadáver.

Los investigadores judiciales revisaron minuciosamente el lugar de los hechos, pero no encontraron vainillas ni cámaras de seguridad que registraran el momento en el que atacaron a balazos al vigilante informal. Tampoco hubo testigos.

Finalmente, el cuerpo de Jesús Arteaga fue trasladado hasta el Instituto de Medicina Legal, a la espera de que algún familiar lo reclame.

Las autoridades tendrán que avanzar en las investigaciones para esclarecer los móviles que rondan el asesinato del vigilante.

Baleado frente a su hija

Jhon Jairo Balmaceda Suárez también fue asesinado a balazos, a las 5:45 de la mañana del jueves, en la calle 5 con avenida 1, del barrio Carlos Ramírez Paris, que colinda con El Desierto, cuando llevaba a su hija menor de edad hacia el colegio.

El homicida estaba esperando que la víctima pasara por el lugar y cuando la pequeña dio un giro, sacó un arma y le disparó insistentemente al hombre, que se dedicaba a las labores de construcción.

Se conoció que el asesino se movilizaba en una motocicleta de color rojo y, al parecer, estaba acompañado de un cómplice.

“El pistolero disparó primero ocho veces y, al parecer, el señor (víctima) corrió algunos metros y cayó más adelante, pero ahí volvió a llegar el sicario y accionó el arma dos veces más, o sea, lo remató”, explicó una fuente cercana a las pesquisas.

Finalmente, Balmaceda recibió cinco impactos de bala en la cabeza, el pecho y un brazo. Los gritos de desespero y dolor que protagonizó la menor de edad alertaron a los vecinos del lugar de la macabra historia.

De manera extraoficial se conoció que, desde hace dos semanas, la víctima recibió amenazas a través de un panfleto firmado, presuntamente, por la disidencia del Frente 33 de las Farc, por lo que esta es la única pista que tienen las autoridades para determinar los móviles del hecho de sangre.

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