Con tambores y megáfonos, alrededor de once mujeres, entre 19 y 30 años, han salido a protestar en pro de los derechos de las mujeres por las calles de Cúcuta, planteando una nueva forma de expresión a través de la música y los sonidos marciales que caracterizan los instrumentos que usan durante sus presentaciones.
Su iniciativa surgió en 2021 en medio del llamado “estallido social”, durante el cual, un grupo de mujeres de la Red de Movilización Feminista de Norte de Santander, se unió para acompañar las movilizaciones con arengas al son de la batucada, bajo el nombre de “Catatumberas”.
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Sin embargo, tras el auge de las marchas masivas, el grupo se desintegró, para posteriormente resurgir el 25 de noviembre del 2022 con la nueva generación que hoy se hace llamar “Camdelas”; un grupo diverso de mujeres que, como ellas mencionan, nace desde la necesidad de representación que tienen como una población históricamente vulnerada.
Su nombre hace alusión a la candela, pero con “M”, “porque algo que identifica a Cúcuta es el calor que hace, entonces, para no poner el calor, buscamos una palabra que se asemejara y así salió nuestro nombre, con eme porque somos mujeres”, como lo explicó Karla Gutierrez, instructora musical que ha contribuido a la formación de esta colectividad.
En cada una de sus apariciones públicas han dejado clara su militancia feminista y aunque no todas se autorreconocen bajo ese término, sí se encuentran en proceso de aprendizaje y exploración frente al tema, entendiendo que su razón de ser es la defensa de los derechos, la protesta social y la reivindicación de las mujeres dentro de una sociedad con una cultura que catalogan como “machista”.
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Hoy cuentan con una canción propia que habla sobre la violencia basada en el género (VBG), y que se titula “Agresor”, y ha acompañado denuncias públicas en contra de personas que han sido señaladas de acosar y abusar de jóvenes de la ciudad.
Todas estas acciones se hacen desde la autogestión de recursos y la alianza con organizaciones de la sociedad civil y no gubernamentales que le apuestan a la no violencia y a las diversas formas de resistencia que le apuestan a una transformación social desde el arte.
Cada uno de estos factores son tenidos en cuenta a la hora de planear una salida como batucada y por eso han hecho planes que contribuyen a promover el autocuidado y la empatía por cada una de sus compañeras que, al formar parte de la colectiva, adquieren compromisos como lo son los ensayos, la responsabilidad con sus tareas y la perseverancia, pero también una red de apoyo que se encuentra disponible para cada una en caso de necesitarlo, incluso, en situaciones de su vida personal.
“Nosotras no solo nos reunimos para tocar tambores y que nos escuchen, pertenecer no es solo tener un instrumento, es demostrar el poder de la unión y apoyarnos mutuamente desde la colectividad, no hay lugar a la discriminación, a la irresponsabilidad ni al irrespeto, acá se acepta todo tipo de diversidad”, señaló Andrea Vanegas, gestora multitarea de la batucada.
Para escucharlas solo basta con acercarse los domingos a El Malecón, donde se reúnen a practicar con uno de sus docentes, que es el único integrante hombre, ya que aunque las personas por lo general asumen esta posición, la realidad es que no son separatistas, es decir, su agrupación la puede conformar cualquier persona que se identifique con sus consignas y esté dispuesta a seguir las reglas que caracterizan un espacio seguro y libre de agresiones.
Su objetivo en este momento es seguir llevando sus canciones a los lugares donde sea requerida, conseguir más fondos y comenzar a impulsarse por medio de las redes sociales, donde aparecen como @batucada_camdelas y reciben donaciones de quienes quieran aportar un granito de arena o reciben solicitudes para hacer parte de esta iniciativa, escribiendo al chat privado.
“No le tengan miedo, es un proceso muy lindo, cuando verdaderamente hay una ‘juntanza’ y un verdadero lazo es maravilloso sentir que se puede hacer algo, entonces, si tiene esas ganas, esa pasión, y dentro de su ser esa intención, debe animarse a hacer parte, no tenerle miedo; es un proceso duro, pero lindo y llena el corazón”, señaló Tatiana, integrante activa, a modo de invitación para aquellos que desean participar y aún no se deciden.
