La desnutrición infantil en Colombia persiste, donde 1.3 millones de niños apenas alcanzan a ingerir el mínimo calórico requerido para subsistir.
Recientemente se reveló un leve aumento en los casos de Desnutrición Crónica (DNC) que se presentan en el país en niños menores de cinco años en varios departamentos del país, entre los que se encuentra Norte de Santander, con un panorama poco alentador.
Según los datos revelados por el Ministerio de Salud, para el 2023 Norte de Santander presenció un aumento del 0,5%, con un registro de 790 casos de niños y niñas de la primera infancia (0 a 5 años) con desnutrición aguda en comparación con 2022.
Diana Pineda, líder de Inversión Social de la Fundación Éxito indica que la DNC o retraso de talla representa un asunto de salud pública que afecta negativamente el desarrollo de los niños y niñas menores de cinco años en Colombia, de ahí la importancia de que las autoridades municipales y departamentales dentro de los Planes de Desarrollo prioricen la nutrición infantil, materna y las condiciones en las que se encuentran las familias para combatir ese mal de graves consecuencias.
La desnutrición infantil es un fenómeno que posee un alto impacto destructivo sobre la población, siendo un indicador en la calidad de vida, susceptibilidad de enfermedades y problemas en el desarrollo cognitivo.
Esto es provocado por distintas variables de entorno como la condición de peso al nacer, falta de agua potable, bajo nivel educativo de la madre, falta de acceso a servicios de salud, entre otros componentes que repercuten de manera positiva o negativa sobre la situación integral del menor y que en algunas circunstancias puede llevarlo a la muerte.
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En las zonas rurales la tasa de desnutrición crónica en menores de cinco años aumenta un 15,4%, en los indígenas 29,6%, y para quienes viven en pobreza el índice es de 14,2% ; mientras la preponderancia en esta población llega al 10,8%, según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (ENSIN).
El Índice de Desnutrición Crónica (IDNC), encargado de medir el nivel de bienestar de la población y analizar el riesgo que se corre de padecer DNC, destacó a La Guajira, Risaralda y Cauca como los departamentos con peor desempeño, mientras que Norte de Santander mantiene un indicador medio de 5 y 6. (Ver gráfico)
Sin embargo, al hacer un análisis de los reportes presentados por cada municipio que conforman el departamento se evidenció un panorama bastante desalentador.
Entre ellos se encuentran Bucarasica, Salazar, El Tarra, entre otros. Estas estadísticas fueron provistas por el Estado hasta el periodo del 2021.(Ver gráfico)
La región del Catatumbo cuenta con la inclusión de todos sus municipios dentro de esta demarcación, lo que genera un alerta inminente sobre la situación tan limitante que poseen los niños y niñas menores de cinco años que viven en esta zona del país donde acceder a los servicios fundamentales que necesitan para poder sobrevivir se ha convertido en un desafío por la presencia de grupos armados ilegales que hostigan con sus acciones de desplazamiento, confinamiento, desaparición, reclutamiento, asesinato, secuestro, manejo de las economías ilegales y el control social.
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El análisis
El estudio fue elaborado por la Fundación Éxito mediante el análisis de determinantes sociales y estructurales, agentes claves para reconocer el impacto generado por afectaciones como el hambre prolongada, desigualdad por ingresos, falta de saneamiento básico.
Lo cierto del caso es que la desnutrición infantil tiene un grave impacto en el desarrollo y en el capital social del país, debido a que las personas afectadas no pueden desarrollar completamente sus habilidades.
Pobreza
Este determinante social es uno de los actores principales que genera efectos negativos sobre la salud, dadas las malas condiciones en las que deben desarrollarse los individuos que la padecen y considerando el dinero que deben tener para adquirir una canasta familiar, servicios y bienes necesarios que garanticen su bienestar.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), para 2024 se estima que hay más de 13 millones de niños, niñas y adolescentes en Colombia.
Aquí se debe tener presente que de cada 100 personas, 36,6% son pobres y 13,8% extremadamente pobres.
El dato anterior permita deducir que siete millones de menores de edad no tienen como acceder a sus derechos de manera integral.
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“Estas cifras, más que números, representan vidas por los cuales, como sociedad, tenemos una inmensa responsabilidad”, dice la experta.
“Alimentar en el presente a la niñez, es entregar al futuro de la sociedad un capital humano fortalecido, emprendedor, saludable, con capacidades para el trabajo y toda la gama de habilidades sociales, emocionales, culturales, listas para ser puestas al servicio del país”, resalta Pineda.
Educación de la madre
La formación seglar de las madres también ejerce una influencia sobre las posibilidades que tiene un niño de padecer desnutrición crónica. “Existen seis veces más posibilidades de que un niño, hijo de una mujer no educada, sufra desnutrición crónica. La madre es un factor protector para la prevención de la desnutrición crónica”, afirma Pineda.
Según el DANE, en el 2022 de los 573.625 bebés que nacieron, el 17,3% tenía como madre a una niña que no contaba con las condiciones económicas, intelectuales y emocionales necesarias para asumir la crianza y garantizar la seguridad de los pequeños.
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Por su parte, en Norte de Santander para el 2022, 46 de cada 100 bebés nacidos tenían una madre que no llegaba a alcanzar los 24 años de edad.
Durante este año nacieron 21.832 neonatos, el 0,70% tenía una madre entre los 10 a 14 años y el 17,75% a una adolecente entre los 15 a 19 años; mientras que, 74 de cada 100 bebés tenían una madre cuyo grado máximo de escolaridad era el bachillerato.
Agua potable
La malnutrición en niños no solo influye en el consumo de alimentos que estos ingieren; el acceso al agua potable también juega un papel fundamental dentro de este aspecto, ya que el agua insalubre puede ocasionar diarrea, haciendo que sea imposible para los niños que adquieras los nutrientes necesarios que les permita sobrevivir y no estar propenso a enfermedades a causa del mal estado de este mineral.
Según la Unicef, alrededor del 50% de la desnutrición mundial proviene del acceso inadecuado al agua, la higiene y el saneamiento básico con el que debe ser tratado este recurso.
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