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Dos voces que reivindican al Catatumbo
La tibuyanas Denys Cáceres Cavarico y Sol Ortega Cabarico crearon el grupo Motilonas Rap, en el 2010.
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Katherine Villamizar Leal
Sábado, 31 de Agosto de 2019

El poder transformador del hip hop llegó hace 9 años a un territorio que ha visto correr sangre en sus ríos y que ha manchado sus cultivos de violencia: el Catatumbo.

Mientras el temor ha silenciado a muchos pobladores en la zona, otros han buscado alternativas en la música o en el arte para manifestarse ante las injusticias y el abandono del Estado.

Así comienza la historia de Motilonas Rap, un grupo conformado por dos primas que promueven la reivindicación de un pueblo que aún sigue siendo tachado con el estigma de la guerra.

Denys Cáceres Cavarico y Sol Ortega Cabarico nacieron en Tibú, y además de su vínculo familiar, comparten la pasión por un género que les ha permitido interpretar los mensajes de las comunidades y convertirlos en rimas.

Aunque en el pueblo, la cultura campesina e indígena nada tenía que ver con la del hip hop, el estilo poco común en esta zona las atrapó gracias a un amigo que las invitó a escuchar rap.

En el año 2010 empezaron un trabajo con la comunidad en procesos sociales y luego descubrieron que el rap era la herramienta perfecta para visbilizarlos.

En sus primeras letras, Motilonas Rap buscaron mostrar lo que sucede en el Catatumbo y ahora invitan a conocerlo desde la perspectiva de la paz.

“Éramos invisibles a la realidad del país”, señala Denys, la mayor del grupo.

A medida que descubrían un nuevo estilo de vida, las jóvenes empezaron a recorrer otros pueblos de Norte de Santander, también agobiados por las mismas realidades de Tibú.

“Nos dimos cuenta de que había una necesidad de acompañar a las comunidades campesinas e indígenas, que pedían compresión, afecto y escucha”, dice por su parte Sol.

Es así como las letras se han convertido en un mensaje de paz y esperanza con la que los campesinos se identifican, pese a que el ritmo no les suena muy atractivo.

“Componemos desde las vivencias que tenemos, cómo se siente una mujer en el territorio y cómo se proyecta”, agrega Sol.

Un proceso con altibajos

(Denys (izquierda) y Sol descubrieron el hip hop hace nueve años.)

Cuando ocurrieron las masacres en Tibú, que luego se replicaron en todo Norte de Santander, Sol y Denise tenían tan solo 4 y 6 años, y lo que escuchaban y observaban era muy confuso para su edad.

“La guerra que se vivió la vimos desde nuestra niñez, pasaban muchas cosas, familiares desplazados, desaparecidos, pero no entendíamos nada”, agregan las dos.

Con el paso de los años, las artistas descrubrieron que el estigma de la guerra nunca se fue del Catatumbo y los señalamientos hacia el grupo se volvieron personales.

“Nos quieren encasillar diciéndonos que somos de izquierda, que somos guerrilleras”, agregó Sol.

Denys por su parte considera que ese estigma marcó sus vidas, pero lo más bonito de todo este proceso es que las personas al escuchar sus letras se contagian de ganas de conocer el Catatumbo.

Hace dos años decidieron dar un paso más allá y salieron de Norte de Santander hacia Antioquia, con la intención de conocer experiencias similares y aprender  de procesos de transformación social para traerlos a la región.

Aunque el camino no ha sido fácil, consideran que se han adaptado muy bien a las dinámicas que se viven en Atioquia.

“Ha sido difícil dejar a la familia, allá se queda un pedazo de uno, pero estamos acostumbrándonos”, agregó.

De todas las zonas del departamento, se decidieron por el Ajizal, una de las seis comunas en las que está dividido Itagüí y la más parecida a Tibú en sus dinámicas.

“Es un lugar que también carga con estigmas y señalamientos. Hay personas que llegan desplazadas de otras partes del país”, explican.

Las primas consideran que haber salido de Tibú les ha significado una forma de lanzarse y fortalacerce independientemente.

Más allá de la música

Sol y Denys no se han quedado solo en la música.

Además del rap, crearon un colectivo llamado Oro Negro Crew, con el que realizan visitas a barrios y veredas de Antioquia para conocer cómo viven sus habitantes y cómo a través de sus historias se pueden generar procesos sociales.

Con toda esta información elaboran mecanismos para vincularlos a su proceso artístico, compartiendo así las experiencias entre los distintos barrios y veredas de su municipio.

Las jóvenes han tenido que hacer cada uno de sus trabajos con las uñas; el apoyo por parte de instituciones estatales o privadas no se ha manifestado. 

Sin embargo, la productora venezolana 276 Records creyó en ellas desde sus inicios y las ha apoyado en todos los procesos.

Mientras hacen investigación y lecturas de las realidades, Motilonas Rap participa de eventos musicales y sociales en varias partes del país y del mundo.

El más reciente fue la caravana humanitaria por la vida en Chocó.

Ahora se preparan para uno de los meses más movidos, pues ya tienen una agenda apretada.

El evento más cercano será en Cartagena  el próximo 5 y 7 de septiembre.

Además, el 12 del mismo mes estarán en Arauca con la Comisión de la Verdad y el 27  viajarán a Cuba.

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