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El perdón de las víctimas nos desarmó el corazón de odio: Desmovilizados
Exguerrilleros y exparamilitares se unieron en un acto de perdón en la cárcel de Cúcuta.
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Jhon Jairo Jácome Ramírez
Sábado, 12 de Diciembre de 2015

"Pensé que iba a ser fácil pararme aquí, pero ya ven que no, estoy temblando". Con estas palabras inició el viernes su intervención Julio César Arce, un desmovilizado de las Autodefensas Unidas de Colombia que llegó a ser comandante del Frente Tibú y ahora hace parte de los postulados a la Ley de Justicia y Paz que cumplen su pena alternativa en la cárcel de Cúcuta.

“Aunque represento a los que sembramos el terror en el país, también represento a los que un día decidimos decir no más, someternos a la justicia y pagar con cárcel por nuestros hechos, todo con un solo fin: lograr el perdón de todos aquellos a quienes hicimos daño”, dijo Arce visiblemente afectado, ante un grupo de víctimas que, entre sollozos, seguía sus palabras.

Al acto de perdón, una iniciativa surgida desde los 98 postulados a la Ley de Justicia y Paz que permanecen recluidos en la cárcel de Cúcuta, también se vinculó un grupo de exguerrilleros del Eln, del Frente Juan Fernando Porras Martínez, convirtiéndolo en un hecho inédito en la región.

Juntos, uno al lado del otro, exguerrilleros y exparamilitares, otrora enemigos a muerte, oraron, cantaron, rieron, lloraron y pidieron perdón por los crímenes cometidos en Norte de Santander.

“En 1988 juré vengar la muerte de mi hermana y por eso terminé empuñando un fusil. Empecé en la Casa Castaño, pasé luego por los bloques Pacífico y Elmer Cárdenas, hasta que terminé como comandante en Tibú. Aquí en la cárcel tuve que lidiar con la muerte de mi madre y el embarazo, a la edad de 12 años, de mi hija”, narró Arce, apodado ZC durante sus años como paramilitar.

En su intervención, en la que los pasajes bíblicos y el nombre de Jesús aparecieron por doquier, Arce aseguró que todos los postulados, en estos momentos, “son unas personas convencidas de que delinquir no paga”.

Sin embargo, también dijo que no puede asegurar que todos los que salgan a la calle después de pagar sus penas alternativas, van a permanecer alejados del delito.

“No me equivoco al decir que todos queremos que a los desmovilizados que vuelvan a delinquir les apliquen la ley que su punible amerite. Pero que no nos estigmaticen ni sientan las víctimas que por una sola persona que erró su camino, su perdón fue en vano”, finalizó Arce.

A su turno, Fredy Lamus Pérez, en representación de los guerrilleros del Eln, aseguró que, aunque son conscientes de que pedir perdón no es suficiente, por eso a este lo acompañarán con la verdad, diciéndoles a las víctimas, entre otras cosas, ‘dónde están enterrados sus seres queridos, cueste lo que cueste y opóngase quien se oponga’.

Lamus también aprovechó la oportunidad para hacer un llamado a los comandantes del Eln, a quienes les dijo que no pueden dejar pasar la oportunidad única que se les presenta de hacer la paz.
“Colombia está cansada de la guerra; llegó la hora de vivir en paz”, enfatizó.

Luis Fernando Niño, secretario de Víctimas de Norte de Santander y a quien los postulados contactaron desde el principio para que les ayudara a hacer realidad el acto de perdón, sostuvo que escenarios como ese, son los que demuestran que la paz sí es posible.
“La paz que se está negociando en La Habana, es la paz política, importante, sin duda, pero esta tiene que ir acompañada de estos escenarios de paz en los que nos podemos demostrar que, a pesar de nuestras diferencias, todos tenemos cabida en este país”, puntualizó Niño.

En el acto, Carlos Porras, víctima del conflicto, cantó una canción acompañado de dos postulados que, guitarra en mano, lograron conmover a los asistentes.

La composición, titulada ‘El Indulto’, es una invitación a lograr la paz a través del perdón y la reconciliación.

Todos los postulados, a una sola voz, contestaban, como en una letanía, ‘queremos la paz’ ante cada frase que Porras les enunciaba.
“Por las víctimas, por los policías, por los guerrilleros, por los desmovilizados… ¡queremos la paz!”, se escuchó en el salón habilitado por la dirección del penal para recibir a los asistentes.

Las víctimas, representadas por delegados de la Mesa Departamental de Víctimas, intervinieron para agradecer el gesto de los postulados y resaltar que, a pesar del daño que recibieron de algunos de ellos, llegó el momento del perdón para Colombia.

“No podemos seguir anclados en el odio, el dolor y el resentimiento. Llegó la hora de arrancar esa página trágica de nuestra historia personal y abrirnos a un nuevo capítulo, el capítulo del perdón y de la convivencia pacífica entre todos”, manifestó una de las víctimas.

El sacerdote Abimael Bacca, de la Diócesis de Cúcuta y en representación del obispo de la ciudad, Víctor Manuel Ochoa Cadavid, recordó que la mayoría de los asistentes no ha vivido un solo día en paz.
“Casi todos los aquí reunidos, nacimos en un país en guerra, un país que lleva más de medio siglo desangrándose. Es momento de revertir esa realidad y construir el mejor país posible para las generaciones venideras”, sostuvo.

Al final del evento y en un hecho inconcebible hasta hace unos años en la región, exguerrilleros, exparamilitares, víctimas y representantes de la sociedad civil se fundieron en un solo abrazo, un abrazo que cerró un ciclo de dolor y abrió un nuevo ciclo de esperanza.

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