A los deslizamientos de tierra y los daños en las viviendas, los cultivos y las vías de Toledo como consecuencia de la temporada de lluvias en Norte de Santander, se le suma la problemática que atraviesan los estudiantes de la comunidad  u´wa en Toledo.

Desde hace dos meses los estudiantes u’wa no han podido asistir a clases debido a las crecientes de las quebradas y los ríos por donde transitan para llegar hasta los establecimientos donde estudian.

Una travesía en medio de derrumbes sobre los caminos ancestrales y vías secundarias, deben recorrer los 384 niños y jóvenes que hacen parte del Resguardo Indígena Unido de los territorios de Chitagá y Toledo, para estar en alguno de los pupitres de las 16 escuelas a las que asisten.

Para el gerente de la Institución Etnoeducativa u’wa Izketa, Yimy Sánchez, la situación tiende a complicarse porque los alumnos no van a estudiar para evitar accidentes y los que si lo hacen, se quedan durmiendo en los planteles educativos, a falta de garantías para regresar a los hogares.

“El clima en esta ocasión nos ha golpeado muy duro. En esta zona se presentan caídas de puentes por las crecientes de quebradas, caños y ríos. Los caminos están tapados por derrumbes”, relató Sánchez.

Además, las sedes etnoeducativas del Mesón y La Mulera, en Chitagá, se encuentran en riesgo de colapsar por grietas en paredes, pisos y techos.

Debido a esa problemática, Sánchez envió un documento a la Gobernación, a la secretaria de Educación, María Fabiola Cáceres, a los alcaldes de Toledo, Jairo Castellanos y de Chitagá, Fredy Quintero, para que atiendan la emergencia que se registra en la Instituto Educativa u’wa Izketa.

El territorio u’wa lo componen 220.275 hectáreas de los departamentos Norte de Santander, Santander y Boyacá.

De esa extensión, a Norte de Santander le corresponden 56.000 hectáreas, en las están asentadas siete comunidades compuestas por 1.200 personas. 

Vía la Soberanía

El líder indígena, manifestó que también hay problemas en la carretera de La Soberanía que les impide viajar para Pamplona y Saravena.

Como caso especial mencionó la crecida del río Royota en donde el agua se desbordó e impidió el paso por el puente. 

Debido a esto, las comunidades se encuentran aisladas.