La tarde del Jueves Santo, Maryury Viatney Balaguera Arenas, sus hijos María José, de 5 años, y Liam Josué, de tan solo 4 meses de nacido, se reencontrarían con Carlos Eduardo Villalobos, el padre de los pequeños, a quien no veían desde hacía dos semanas, pero una tragedia impidió que se abrazaran como la familia que eran.

Maryury, de 24 años, y sus hijos estaban en la vereda Matecaña, del corregimiento de Buena Esperanza, zona rural de Cúcuta, junto con la mamá y varios familiares pasaban los días, mientras su esposo estaba de viaje y trabajando como maestro de construcción.

A la 1:40 minutos de la tarde, de ese Jueves Santo, María Arenas, la mamá de Maryury la acompañó a ella y a los nietos a montarse en la buseta, sin imaginarse que más nunca los volvería a ver con vida. Mientras tanto, en Antonia Santos (ciudadela Juan Atalaya), Carlos Eduardo esperaba por ellos, luego de que un día antes les dio la noticia que estaba en casa.

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A la buseta Chevrolet NKR, de placas UYP-099, de la empresa Transporte Risaralda, conducida por Crescenciano Solano, con destino a Cúcuta, en la que se subió Maryury, cargando en sus brazos a su pequeño Liam y sosteniendo la pañalera, mientras que de la mano llevaba a ‘Majo’, como le decían de cariño a la pequeña. Los tres se sentaron en los primeros asientos, justo detrás del conductor.

Hacia las 4 de la tarde, cuando transitaban por el kilómetro 5+450, en inmediaciones del sector conocido como Puente Angosto, muy cerca de la vereda Patillales, ocurrió lo peor.

El vehículo en el que iba esta familia, junto con otros pasajeros, terminó volcándose, tras perder el control y posiblemente por ir con exceso de velocidad.

Un testigo clave les aseguró a las autoridades y a la familia que vio como la buseta se salió de la vía y al intentar regresar a su carril, generó que las ruedas delanteras fallaran y ahí sobrevino el volcamiento.

El mismo testigo vio salir expulsada a Maryury, quien sostenía en sus brazos a su bebé pero ambos cayeron fuertemente contra el pavimento y sufrieron golpes contundentes.

La mujer murió de inmediato. Su bebé quedó cerca de ella con signos de vida. Mientras que tres adultos más y cuatro menores de edad, quedaron heridos dentro del vehículo. Pero Majo no estaba visible por ningún lado.

“El señor (testigo) iba conduciendo en sentido contrario y de inmediato paró a auxiliar a todos. Nos aseguró que el conductor estaba más preocupado por la buseta que por ayudar a sus tripulantes”, le aseguró a La Opinión, María Arenas, la mamá de Maryury.

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Según ese testigo, como pudo auxilió al bebé, quien fue llevado de urgencias con los demás heridos al Hospital Universitario Erasmo Meoz.

Cuando las autoridades de la Seccional Transito y Transportes de la Policía Metropolitana de Cúcuta realizaron la inspección en el lugar del accidente, así como el levantamiento del cadáver de Maryury, se percataron en la remolcada de la buseta que la pequeña María José estaba muerta debajo.

“No sabemos ni como terminó allá. Pero nos dicen que la hallaron debajo de la buseta”, dijo la abuela.

Dolor de esposo y padre

Sin poder fijar la mirada, cubierto por la tristeza y devorado por la soledad. Así pasa los días, Carlos Eduardo quien perdió a su esposa y sus dos hijos.   

A sus 27 años, Carlos Villalobos intenta ser fuerte, mientras adelanta los trámites para que les entreguen los cuerpos y poder darles cristiana sepultura.

El hombre aseguró que se enteró parcialmente de lo ocurrido y enloqueció del dolor.

“Estaba con un amigo y me llaman a decir que debía ir a la casa, que tenían que darme una noticia delicada que involucraba a mis hijos. Al llegar, todos me abrazaban, pero nadie tenía el valor para decirme. Entonces, pregunté por Maryury y me dijeron que no estaba, luego por mis hijos y me avisan que están en el hospital. Forcejé con todos los que estaban ahí porque no querían dejarme conducir la moto, pero tenía que ir y saber qué había ocurrido”, narró Villalobos.

En medio del corto viaje al hospital, Carlos Eduardo guardaba la esperanza de que sus hijos hubiesen sobrevivido.

“Salí y con la mirada en el cielo le pedí a Dios por ellos. Cuando llegué al hospital vi más familiares, la primera en abrazarme fue mi mamá; me pedía que fuera fuerte. Pero yo solo preguntaba por mis hijos y ahí me dice que el niño estaba dormidito, no me dijo que ya había muerto y de mi Majo solo me contó que no la encontraban”, añadió el desconsolado padre.

Unos minutos después, un uniformado de Transito le dio la trágica noticia.

“Inmediatamente sentí una soledad. Sentí que se me acababa todo por completo. Es un dolor inexplicable y aunque me veía rodeado de gente, sabía que todo se me había derrumbado. Era lo que había construido, mi hogar se había acabado. Es duro, muy duro esto”, expresó Carlos Eduardo.

Ayer, el hombre y demás familiares seguían adelantando los trámites de la velación de sus seres queridos.

Los tres adultos heridos en el accidente fueron identificados como Diana Estefania Santos Cuadros, Ana Aliria Cuadros Acuña, Sergio Antonio Balaguera Rodríguez.

Los menores de edad heridos fueron Eliana y Danna Paola Palacio Santos, Sergio Albeiro y Sonia Rocío Balaguera Rangel. Todos los siete sufrieron golpes y laceraciones en varias partes del cuerpo.