La compra de productos textiles es una de las principales fuentes de consumo a nivel global; no obstante, su producción es causante del 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, porcentaje mayor a la suma de las emitidas por la industria marítima y los vuelos internacionales; se estima que para la fabricación de un par de jeans utilizan cerca de 3.700 a 7.000 litros de agua y aproximadamente el 25 % de las aguas residuales industriales provienen de esta industria, que es la segunda mayor contaminante del mundo, luego de la energética petrolera; además, la manufactura de vestuario consume desmedidamente energía y requiere de recursos con altos niveles de contaminación.
Se calcula que el comercio internacional mayorista de ropa de segunda mano mueve actualmente entre 1.500 y 3.400 millones de dólares anuales; cada prenda se revende en 1 a 5 dólares.
Los mencionados datos fueron recolectados por Garson & Shaw, proveedor mayorista de ropa de segunda mano a nivel global, comprometido con la promoción de la recirculación, reutilización y reciclaje de prendas de segunda mano, con el fin de contribuir a la mitigación del impacto negativo medio ambiental.
Nicaragua y Guatemala son los países mayormente consumidores de ropa de segunda mano en el mundo, logrando que ningún textil termine en vertederos; la mayoría de prendas utilizadas son 100 % recicladas. En los Estados Unidos solo el 15 % de la ropa descartada se recicla, y en promedio, una sola persona desecha más de 30 kilos de ropa al año que termina en basureros.
En Colombia, el Gobierno busca proteger y fortalecer la industria nacional, por tal motivo las importaciones de textiles tienen un gravamen del 15 %, aunado a la medida estructurada entre los Ministerios de Comercio y Hacienda que proponen la exigencia de aumentarlo al 40 %, lo cual no permite que la ropa de segunda mano llegue al país.
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El comercio de la ropa usada nacional no está prohibido y la industria textil considera que esta no afecta la producción en el país, pues está dirigida a las clases menos favorecidas, contrario a lo ocurrido con la ropa usada importada desde los Estados Unidos, Canadá, Asia y Europa, la cual se ha convertido en una tendencia para un público de estratos medios y altos. Por ende, se espera que Colombia se convierta en una nación recolectora y cada vez más personas se sumen a donar para que los vestuarios no lleguen a los vertederos de basura sino sean reusados.
“Nuestro objetivo es aportar en la construcción de una sociedad más consciente de su consumo textil y que las personas comiencen a vestirse con textiles usados con mayor frecuencia hasta el punto de no sentir necesidad de comprar una prenda nueva. Debemos cuidar nuestro planeta y desde cómo nos vestimos podemos hacerlo”, indicó Juan David Montoya, vocero de Garson & Shaw.
Existe un proceso de organización donde se involucran recolectores (empresas de los Estados Unidos, Australia o Canadá), clasificadores e importadores (grandes empresas que otorgan trabajo a mujeres cabeza de hogar), brockers como Garson & Shaw, Freight Forwarder (ejecutivos logísticos con contacto directo en las navieras), tiendas al detalle y al mayoreo y el ciclo termina en las plantas recicladoras, donde llegan las prendas que ya no puede ser reusadas, las cuales se transforman en colchones, cojinería para carros o muebles; de esta manera, ningún textil llega a los desechos de basura. Por cada 1.000 mil toneladas de ropa procesada se generan 70 puestos de trabajo.
La mencionada empresa líder mundial en reciclaje de la industria textil dio a conocer el papel económico vital de esta industria, indicando que: “en Centro América los empleos podrían duplicarse en las próximas dos décadas, además de alcanzar más de 3 millones de puestos de trabajo y generar cerca de 200 millones de dólares en ingresos fiscales anuales”.
Según Lisa Jepsen, CEO de Garson & Shaw: “La industria de la ropa de segunda mano está ayudando a avanzar en el empoderamiento económico al proporcionar empleo seguro y permitir a las personas, en particular a las mujeres y los jóvenes, establecer sus propios negocios. Nuestros resultados muestran que la venta y el consumo de ropa de segunda mano son vitales para la subsistencia y el nivel de vida de millones de hogares en América Central y del Sur."
Ante esta realidad y el potencial daño provocado por la industria textil por el uso excesivo de recursos naturales que contaminan el planeta, la empresa norteamericana pide a los gobiernos del mundo adoptar políticas de apoyo para garantizar que se mantenga este impulso y promover un crecimiento económico vital a través de prácticas sostenibles como la reutilización y reciclaje de prendas, mediante las cuales se reduzca el desperdicio de la ropa y se contribuya a conservar el medio ambiente.
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Por lo anterior, en el marco del mes del reciclaje, la empresa norteamericana produjo un documental donde da a conocer los beneficios de esta industria en cuanto al cuidado del medio ambiente y la ayuda que brinda a la economía local de cada país:
https://www.youtube.com/@garsonshaw, a fin de concientizar a la sociedad de la necesidad de prolongar la vida útil de las prendas evitando que los tejidos terminen en vertederos, y contribuir con la mitigación del impacto ambiental.
¿Por qué reutilizar o reciclar ropa?
Realizar este tipo de acciones ahorra recursos naturales, reduce la contaminación y mantiene los desechos fuera de los vertederos. Estos son algunos de los beneficios:
• Ahorro de agua: al reutiliza una sola camiseta en lugar de comprar una nueva se ahorran aproximadamente 1.300 galones de agua y reduce significativamente la cantidad de sustancias químicas que contaminan las corrientes y ríos.
• Reducción de residuos: el uso de productos de segunda mano reduce el desperdicio. Cuando se recicla, se mantiene la ropa fuera de los basureros y se reducen las emisiones de metano: un potente gas invernadero.
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• Reducción de emisiones de CO2: por cada libra de algodón fabricado, se liberan 15 libras de dióxido de carbono a la atmósfera. Cuando se adquieren artículos de segunda mano, se reduce la demanda de fabricación y las emisiones químicas.
¿Cómo ser parte del cambio?
El impacto positivo en la biodiversidad del país puede generarse a partir de la reutilización y consumo consciente de los textiles, implementando prácticas cotidianas como donar ropa o reutilizar prendas de segunda mano, pues cada vez son más necesarias para cuidar el planeta y disminuir la huella de carbono.
Aumentar la vida útil de una prenda por al menos nueve meses más, reduce entre un 20 % y 30 % la contaminación producida, en comparación con la compra de una nueva prenda; si todas las personas adquieran ropa de segunda mano en lugar de prendas nuevas durante un año, la reducción energética sería equivalente a la electricidad que consumen 32 millones de hogares al año.
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