Cabe recordar que durante la administración de Yebrail Hadad Linero en el 2010 la Asociación de Desplazados de la Provincia de Ocaña levantó la estructura de un ‘bocachico’ para perpetuar la memoria de los caídos en las masacres cometidas en esta región del país.
El río Catatumbo recibió a los muertos de los municipios de Norte de Santander, víctimas de todas las estructuras armadas. El ‘bocachico’ como pez de mayor salida, ha sido un testigo silencioso del horror causado en los cuerpos que se han hundido y desaparecido en las aguas de las vertientes.
Soplan brisas de paz
Las familias de las víctimas acuden al monumento para mantener vivos los recuerdos de quienes desaparecieron río abajo. Daniela Coronel Quintero es una joven estudiante de la facultad de Administración de empresas de la universidad Francisco de Paula Santander, seccional Ocaña, que integra el grupo motor de la Comisión de la Verdad que recopila los testimonios de los representantes de la tercera edad. “Mi abuela es desplazada por la violencia del Catatumbo y cofundadora del barrio. Ella recuerda esos momentos aciagos cuando mataban a los campesinos y los tiraban al río. Con el órgano informativo ‘Brisas de paz’ queremos mostrar esa superación de los moradores de la zona”, recalcó.
El monumento fue esculpido por el artista Jhon Edinson Ortiz. En la actualidad se hacen unos murales para afianzar la identidad cultural, la paz y convivencia pacífica. Bajo la coordinación de Alfreddy Galvis Torres se escribe un libro titulado ´Reviviendo el pasado, construyendo el futuro’ con testimonios de las víctimas.
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Los testimonios
Lina Magrteh Bautista vivió en carne propia los rigores de la guerra y debido a las amenazas abandonó la zona que recuerda con mucha nostalgia.