De acuerdo con el Grupo de Análisis del Mercado Laboral (Gamla) del Banco de la República, de aprobarse la reforma laboral como se radicó, habría incrementos del costo laboral asociados al componente salarial y a las indemnizaciones.
En el primer componente, el incremento en el costo laboral oscilaría entre 3,2% y 10,7%. En el segundo componente, sería de entre 1,2% y 1,9% como producto del aumento de 92% del valor promedio de las indemnizaciones.
Y es que el aumento en costos salariales recortaría alrededor de 450.000 empleos formales en un horizonte entre tres y cuatro años en un escenario de medio impacto.
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En el caso de los incrementos en costos de despido el impacto podría tener un horizonte más largo. Cabe aclarar que estos cálculos no consideran los posibles beneficios para los empleados. En ese sentido, el estudio concluye que hay efectos heterogéneos en los distintos agentes y segmentos del mercado laboral.
Gremios también han lanzado advertencias referentes al incremento en los costos laborales y al articulado. Por ejemplo, Fenalco estima que si entra en vigencia la reforma, se podría traducir en cuatro millones de desempleados un año después de estar en curso.
La Andi, por su lado, ha dicho que el texto presentado ante el Congreso de la República no fue concertado. Además, la Asociación ha propuesto que se utilicen nuevas formas de contratación que generen flexibilidad, entre ellas, plantearon facilitar la vinculación laboral en trabajos por horas, a tiempo parcial, por demanda y en plataformas.
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Otro de los datos que destaca el informe es que el crecimiento anual del desempleo se está desacelerando y los niveles se mantienen, según los datos de la encuesta de hogares para el trimestre móvil a corte de febrero.
Pese a que el empleo incrementó en 3,6% en términos anuales (768.000 puestos de trabajo), en los últimos meses la ocupación rural detuvo la caída que fue observada en la segunda mitad de 2022.
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Mientras que el segmento asalariado lideró la creación anual de empleo, pero los niveles son similares en comparación con enero, porque el no asalariado presentó un ligero repunte.
Referente al empleo formal e informal, se presentó un leve aumento de la tasa de informalidad hasta 57,4%. La ralentización de la ocupación asalariada y formal también se evidenció en otras fuentes como trabajadores dependientes cotizantes a pensión y los afiliados a riesgos laborales y a cajas de compensación familiar.
La tasa de desempleo quedó en 11%, lo que corrigió leves alzas que durante los últimos meses. Se espera que en 2023, la TD esté entre 9,8 y 12,2% con 11% como la cifra más probable.
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