En lo corrido del año, según cifras del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), se han presentado en Colombia 56 masacres. Ello quiere decir que, en promedio, cada cinco días se perpetra una de ellas en el país.
La más reciente ocurrió en el municipio de Toribío, en el norte del Cauca, donde tres hombres fueron ultimados en una discoteca. El ataque estaría relacionado con una disputa criminal entre disidentes de las Farc y el ELN.
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Los hechos se registraron en la madrugada de este lunes 7 de octubre. Las víctimas departían en la discoteca conocida como ‘Barón Rojo’ y hasta allí llegaron hombres armados que abrieron fuego de manera indiscriminada.
La música de los picó se vio interrumpida por el llanto y los gritos de las mujeres que pedían ayuda para los heridos. Los autores del crimen alcanzaron a escapar en motocicletas.
“Al parecer, la masacre se atribuye a disputas por el control del territorio entre grupos armados ilegales. Son grupos de las disidencias de las Farc que hacen presencia en el territorio, como la disidencia Dagoberto Ramos y el frente 57 Yair Bermúdez del ELN”, señaló Yesid Conda, consejero mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca.
La rencilla criminal por el control del territorio, de los cultivos ilícitos y de las rutas del narcotráfico estaba cantada.
El pasado 30 de julio la Defensoría del Pueblo advirtió que hombres del ELN habían ingresado a esa zona del norte del Cauca para enfrentarse con disidentes que todavía obedecen a alias Iván Mordisco.
“Muy pronto estaremos por estos territorios, no generando violencia, sino defendiendo la vida, que es una de las políticas banderas del frente 57 Yair Bermúdez”, se leía en un panfleto que distribuyeron los guerrilleros en Toribío.
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De hecho, relató la comunidad, los ilegales ya habían lanzado una advertencia: atacarían a los establecimientos de comercio nocturno.
Las víctimas fueron identificadas como José Alfredo Julicue de 28 años, Fredy Pequi Cometa, de 26 años, y Wilson Eduardo Ascue, también de 26.
Fuentes militares manifestaron que entre las víctimas hay presuntos integrantes del frente Dagoberto Ramos.
Las pretensiones de paz total del presidente Gustavo Petro, en principio, significaron un alivio para las comunidades que, históricamente, han convivido con las confrontaciones de los grupos armados.
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Las treguas y el cese al fuego bilateral que mantuvo el Gobierno con las disidencias y el ELN representaron un descenso en las masacres (ver gráfico).
Pero las mesas se congelaron y, particularmente en el Cauca, hay una confrontación total con los disidentes del Estado Mayor Central desde marzo pasado. Con la guerrilla del ELN se venció el cese al fuego desde la media noche del pasado 3 de agosto.
“Desafortunadamente hemos visto que en las últimas dos semanas ha habido muertes que no debieron haber sucedido, de parte de la fuerza pública y de parte del ELN, muchas más en dos semanas que las que se tuvieron en un año durante el cese al fuego“, afirmó Carlos Ruiz Massieu, jefe de la Misión de Verificación de la ONU.
Laura Bonilla, subdirectora de la Fundación Paz y Reconciliación, por su parte, había insistido que el Estado debió evaluar su capacidad para contener varios focos de violencia al mismo tiempo, en caso de que se levantaran los distintos grupos de las conversaciones.
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