Este lunes se dio inicio a la instalación de diálogos de paz entre el Gobierno nacional de Colombia y las disidencias de las Farc de la Segunda Marquetalia, lideradas por alias Iván Márquez. Evento que marca el tercer proceso de negociación que el presidente Gustavo Petro lleva a cabo con organizaciones al margen de la ley, como parte de su política de Paz Total. 

La reaparición de Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez, exintegrante del secretariado de las FARC, generó gran controversia. Sin embargo, otro hecho que encendió la polémica fueron las declaraciones del alto comisionado para la paz, Otty Patiño, quien lamentó públicamente la muerte de varios integrantes de la Segunda Marquetalia.

Patiño ofreció disculpas a los miembros de la Segunda Marquetalia por la muerte de algunos de sus integrantes en Nariño, lo cual causó indignación. El funcionario del Estado se mostró visiblemente afectado durante sus declaraciones, dirigiéndose a Márquez y a la delegación disidente con un tono que evidenciaba su pesar.

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“Lamentar profundamente los acontecimientos que no pueden llamarse incidentes porque es volverlos leves e insignificantes. Es algo fatídico y hemos maltratado la confianza que hemos ido creando desde febrero con la Segunda Marquetalia”, afirmó Patiño.

En sus declaraciones, Patiño parece haber ofrecido perdón en nombre del Estado a la Segunda Marquetalia, especialmente por los hechos ocurridos en Nariño, donde una operación de las fuerzas especiales del Ejército Nacional resultó en la muerte de tres personas y dejó a cuatro más heridas. Patiño aseguró que su postura contaba con el respaldo del presidente Gustavo Petro.

“Es algo fatídico y así lo entienden el presidente, el ministro de Defensa y el alto mando de las Fuerzas Militares, de tal manera de que el hecho de que estemos acá sentados significa que hay templanza”, expresó Patiño.

Entre los abatidos se encontraba Hermes Guerrero, uno de los comandantes de la Coordinadora Guerrillera del Pacífico de esta estructura al margen de la ley. 

La noticia, difundida en la mañana del lunes 24 de junio, generó tensión en las delegaciones de paz, pues fue justo cuando se iniciaba el nuevo proceso.

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Desde el día anterior, los delegados del Gobierno colombiano llegaron a Caracas para instalar la mesa de diálogo con la Segunda Marquetalia. Alias Iván Márquez, cuya figura ha sido central en este proceso, reapareció públicamente, desmintiendo rumores sobre su muerte durante el gobierno del expresidente Iván Duque en un bombardeo en selvas venezolanas.

La Segunda Marquetalia es el grupo más pequeño al que el Gobierno le ha otorgado estatus político. Se estima que cuentan con entre 1.800 y 2.000 hombres, de los cuales solo entre 1.200 y 1.300 están enfilados en armas, mientras que el resto son colaboradores.

A pesar de su tamaño, están presentes en 60 municipios del país, especialmente en los departamentos de Nariño y Putumayo, y en zonas fronterizas donde operan sus aliados, los Comandos de la Frontera, que controlan la producción y el tráfico de drogas en la región.

Las negociaciones seguirán el modelo de “acuerdo pactado, acuerdo cumplido”, que abarcará las fases de diseño, puesta en marcha, implementación y verificación.

La agenda entre la disidencia y el gobierno se centrará en cinco puntos básicos: desescalamiento del conflicto y alistamiento del territorio, construcción de territorios de paz, víctimas como sujeto social transformador, condiciones para la convivencia pacífica y la implementación y verificación.

El inicio de este nuevo proceso de diálogo se produce en un momento crucial, dado que el presidente Petro busca consolidar su política de Paz Total. Esta iniciativa ya ha visto avances en las negociaciones con el ELN y el Estado Mayor Central (EMC), y ahora se amplía con la inclusión de la Segunda Marquetalia.

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La política de Paz Total de Petro enfrenta múltiples desafíos, tanto internos como externos, pero su punto más crítico es la ola de violencia que se vive en el suroccidente del país.

La situación en Nariño y otras regiones afectadas por el conflicto sigue siendo tensa. Las comunidades locales esperan que estos diálogos conduzcan a una reducción de la violencia y a la implementación de soluciones duraderas que beneficien a todas las partes involucradas.

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