La negociación para reemplazar la flota de aviones de combate Kfir de la Fuerza Aérea de Colombia al parecer tendrá un nuevo round entre los oferentes, por cuenta de un movimiento que prepara el gobierno de Estados Unidos.
La oferta estadounidense tiene que ver con los aviones F-16, de la empresa fabricante Lockheed Martin, que está sobre la mesa desde 2012, aunque desde que se acabó el gobierno de Iván Duque y asumió el mandato Gustavo Petro, perdió protagonismo.
Según fuentes militares, aunque se trata de aeronaves poderosas, su operación es complicada debido a las restricciones que suele imponer el Pentágono. “Los F-16 requieren una especie de autorización del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos para ser desplegados en algunos territorios y usar su arsenal, al tiempo que deben reportar ciertos movimientos”, indicó una fuente.
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Agregó que “la Fuerza Aérea de Chile ha tenido algunos inconvenientes por ese tipo de restricciones en el Pacífico”.
Esa situación, el precio de las aeronaves y la postura política del gobierno colombiano actual, con más simpatías por las propuestas de Europa, han hecho que los F-16 pierdan terreno en la eventual negociación frente a los aviones Rafale (Francia), Eurofighter (España, Alemania y Países Bajos) y Gripen (Suecia).
No obstante, la Casa Blanca no está dispuesta a renunciar a un negocio que podría rondar los $15 billones de pesos y al parecer pondrá sobre la mesa una opción más jugosa, que incluye la repotenciación de los aviones de segunda con tecnología más moderna y la posibilidad de reducir los tiempos de entrega, de cuatro años a tres.
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Aunque algunos medios han especulado con los precios, la verdad es que la oferta se presentará oficialmente a principios de la próxima semana.
Hay que recordar que Colombia buscar reemplazar su flota de 24 aviones de combate de superioridad aérea, la cual adquirió de segunda en los años 80 y 90 y ya está llegando a su punto de obsolescencia.
La decisión no solo tendrá efectos militares, sino también políticos, pues reflejará qué aliado estratégico prefiere el Palacio de Nariño para su sistema de defensa.
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