El jueves pasado fue un gran día para los trabajadores colombianos, porque se acordó que el salario mínimo aumentará 16 % en 2023, pero también fue de mucha expectativa para los empresarios, especialmente para las Pymes, por lo que pueda pasar con la generación de empleo, dado los costos que esto representa.
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Mientras los trabajadores consideran que el aumento del 16 % en el ingreso básico les permitirá mantener el poder adquisitivo, líderes del sector privado piensan que el panorama laboral y económico implicará un desafío por los riesgos de una recesión mundial de la que se habla hace varios meses y el impacto que seguirán generando el conflicto bélico en Ucrania y los elevados precios de la canasta familiar.
Esas variables, unidas al incremento del 16% del salario mínimo, son las que les provocan dolor de cabeza a los empresarios. El asunto es que nadie sabe si realmente el aumento será bueno o malo, pero los empresarios dicen que un empleado de salario mínimo les cuesta cerca de $2 millones.
Al salario mínimo total, incluido el auxilio de transporte, se le debe sumar los costos de salud, pensión, parafiscales, prima, cesantía, intereses de las cesantías y las vacaciones.
Si se suman todas las variables, el salario representará cerca de los $2 millones.
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El exministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry opinó que el impacto que podrá generar el alza dependerá del comportamiento que mostrará la inflación en el país en el siguiente año.
“Yo creo que la inflación del 2023 va a ubicarse por debajo del 8%, según los estimativos de algunas entidades académicas. Así las cosas, el 16% de aumento en el mínimo que recibirá un colombiano le será muy favorable si los precios de la canasta familiar aumentarán por debajo del 8%”, explicó.
En la práctica eso quiere decir que ese colombiano podrá recuperar el poder adquisitivo en alrededor de 10 puntos porcentuales en el 2023.
La cuestión, agregó Echeverry, es que las alzas que han sido atípicas pueden tener otros efectos complicados para las familias colombianas.
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Por un lado, aumentará el salario del todos menos el del 10% más pobre de la población, por lo que podría interpretarse como un incremento inequitativo y por otro, el alza podría tener efectos inflacionarios.
Por su parte, el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, Jorge Bedoya, coincidió con el exministro y piensa que la expectativa es que los precios de la canasta familiar no excedan del 7% en el 2023, tal como lo prevé el Banco de la República.
“Ese factor podrá ser favorable para la economía, para la protección y la generación de empleo formal y para poner en marcha la justicia social de devolver esa capacidad de compra real a los trabajadores que ganan el salario mínimo en este país”, sostuvo.
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Si bien el señor Bedoya confía en que el nivel de inflación pueda bajar en el siguiente año, también le preocupa el tema de los precios de los alimentos, dado que las lluvias no han parado y si el clima no cambia, las cotizaciones de productos clave de la canasta familiar puedan seguir repuntando. De ser así, el índice de precios a los consumidores mantendrá la tendencia al alza.
Visión de algunos empresarios
Para Marcelo Duque, director de la firma Cómo Me pensiono, el incremento del salario mínimo le generó una enorme preocupación por el tema laboral.
“Es un valor alto que no hará fácil la creación de empleos formales. Incluso será un reto mantener los actuales puestos de trabajo”, dijo.
“Pienso que para las Pymes es aún más desafiante seguir creciendo el número de trabajadores activos”, recalcó.
De igual manera, expresó que el alza generará mayor presión sobre la inflación.
“Para nosotros no es una dinámica sencilla porque diferentes insumos incrementaran el valor y nuestros ingresos no necesariamente aumentarán al mismo ritmo”, precisó el señor Duque.
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El también empresario Carlos Andrés Pérez, gerente de la empresa de tecnología Centro Net, piensa igual.
“El aumento representa un gran desafío para las micro y pequeñas empresas, que son grandes generadoras de empleos formales. El alza llega en un momento particularmente difícil, pues 2023 será un año de menor crecimiento y gran incertidumbre para diversos sectores”, explicó.
Anotó que, en el sector de tecnología, donde se pagan salarios relativamente altos, esta medida tendrá muy poco impacto, pues persiste la gran demanda por personas con formación técnica, tecnológica y profesional en diversos campos, particularmente en las áreas de electrónica, electricidad, procesos industriales y todas las ramas de la ingeniería”, explicó.
El presidente de la Cámara de Comercio de Cali, Luis Fernando Pérez, consideró que es necesario enviar un mensaje de cautela sobre el posible impacto en la generación y retención de empleo, que, en el caso nuestro en Cali, ha tenido una gran dinámica durante este 2022”, dijo.
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En segundo lugar, agregó “es importante recordar que el 95% de las empresas en Cali y el Valle son micro y pequeñas, por lo que aumentos desproporcionados en el costo de la nómina, terminan llevándolas a reducir su planta de trabajadores o aumentado la informalidad laboral”.
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