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2018, el año en que nos salvamos
La seguridad es el piso sobre el que se desarrolla la economía.
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Sábado, 22 de Diciembre de 2018

El año 2018 estuvo marcado por el bajo desarrollo económico y la contienda política, que son dos caras de lo mismo, y quien no entienda que la política es la forma de gestionar la economía, está en otro espacio dimensional. Esto es tan claro que China tiene un régimen comunista que nadie intenta derrocar, mientras su gestión económica sea de mercado. Los pueblos se polarizan políticamente cuando la economía es débil; y cuando son estados fallidos, se ideologizan totalmente. 

La seguridad es el piso sobre el que se desarrolla la economía, es el sustento base; si ésta se daña, la economía no puede avanzar. Juan Manuel Santos con su política de apaciguamiento y el derroche de gasto (solo en sus amigos periodistas, incluyendo su familia, gastó miles de millones), rompió lo logros en seguridad hasta entonces obtenidos y permitió el desborde del crimen organizado, que hoy nuevamente nos tiene figurando a escala mundial, como economía cocalera. El presidente Duque nunca hizo el corte con el gobierno anterior, sólo nos quedamos con lo que el presidente del congreso denunció en el acto de posesión el 7 de agosto, y hoy arrastra como un penitente en semana santa el viacrucis de equilibrar las cuentas nacionales, con la férrea oposición de quienes autorizaron al nobel a desbocarse en los gastos. El daño económico polarizó el país, entre los defensores de la paz (los enemigos de la economía de mercado), y los halcones de la guerra (los que queremos un real modelo de desarrollo), y el presidente Duque no ha sabido desligarse claramente del anterior gobierno, y sus buenas intenciones sin un rumbo claro, han confundido a sus votantes. Pero lo más importante de este año, fue que no logramos caer en el socialismo del siglo XXI, cuyo líder mesiánico Petro, hoy se encuentra en la palestra pública por un video de lo que parece un acto de la más burda corrupción. Pero seguimos en peligro; por eso esperamos que el gobierno Duque le de personalidad a su gobierno, pues en tiempos de crisis se requiere un guía, no un mediador. Y que entienda que el crecimiento económico es la variable que nos quita el riesgo de encima, pues mientras sigamos en las políticas “sociales” heredadas de otros gobiernos, y en la teoría del estado “poderoso”, gigante y glotón, se volverá a abrir la puerta a populistas tipo Petro, que los hay como hiedra. Basta ver la Francia de hoy, para saber qué pasa cuando la economía se desbarata.

En lo regional, el año estuvo marcado por la desaparición del estado democrático venezolano y su larga agonía hacia la debacle económica, con la consiguiente diáspora de sus ciudadanos. Es la mayor crisis de migrantes en la historia del subcontinente. Ahora se metió de peón de sacrificio en la geopolítica mundial. Seguiremos asistiendo a la tragedia de la Cuba continental en el 2019, y ya Chile plantea, que los países del grupo de Lima rompan relaciones diplomáticas con el régimen espurio de Nicolás Maduro, lo cual ya debía haber pasado. Fue también el año de las grandes protestas contra Daniel Ortega, otro tirano de izquierda atornillado al poder, con la ayuda de unas fuerzas militares corrompidas. Y fue el año de la crisis de migrantes hondureños, por motivos económicos. Crisis económica pareció ser la palabra de moda en la América Latina. No sorprendió, pero si preocupó, la llegada como presidente de México del populista izquierdista Antonio Manuel López Obrador (AMLO), recientemente posesionado, en cambio sí fue sorpresa la llegada del nacionalista brasileño Jair Bolsonaro. En los dos grandes países hemisféricos latinos asumieron posiciones contrarias populistas de izquierda y derecha, y eso dará muchas sorpresas. 

El mundo mantiene zonas de conflicto militar en el mar negro y Siria, sigue la crisis política en Europa con el brexit inglés y de Francia, con sus problemas internos. Continua la guerra comercial chino-estadounidense e inestabilidad en el pacifico. Estamos en un período histórico de cambio, pero no para ir hacia atrás, hacia el socialismo, como se cree en el trópico, sino hacia adelante en la nueva realidad de sobrepoblación mundial, rompimiento de los equilibrios naturales y urbanización masiva. No son los viejos mitos los que nos llevarán al futro, sino las nuevas ideas.  

Pero en general, se detuvo el giro hacia la izquierda radical del subcontinente, lo cual permite pasar una navidad más tranquila. No ganamos mucho, pero al menos no estamos en riesgo de perderlo todo. La influencia de Cuba en esa izquierda radical, hizó que la isla y su sistema capturaron un país de la importancia de Venezuela, ampliándose a través de ella sus tentáculos en el subcontinente. Eso se paró; nos salvamos. Como decía un inglés radicado en los Estados Unidos en la guerra de independencia de ese país: “No parece lógico que una isla quiera dominar un continente”. Inglaterra en su momento; Cuba hoy. 

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