Ministra o activista, esa es la cuestión. El martes pasado, el país conoció la designación de la médica y reconocida activista Carolina Corcho como nueva Ministra de Salud y, automáticamente, se sumergió en un debate feroz entre quienes están a favor y en contra de ese nombramiento.
En su faceta más radical, y en el pasado reciente, como vicepresidenta de la Federación Médica Colombiana, Corcho le declaró una guerra a muerte al actual Sistema de Salud, además de hacer pronunciamientos muy polémicos sobre catastróficas teorías de pandemia basadas en datos falsos.
Sobre las EPS, en columnas, artículos, entrevistas e incluso en un programa en Youtube que parecía creado por ella misma, aducía que “la vida en Colombia” estaba en riesgo por dichas compañías.
En su faceta como ministra designada, sin embargo, el silencio reina. Al cierre de esta columna, salvo por un salomónico y escueto trino en el que anunciaba diálogo con los diferentes actores, el Sistema de Salud andaba a media marcha preso de la incertidumbre.
Los usuarios, como siempre, son quienes quedan expuestos a la especulación de precios de los prestadores de servicios o la parada en seco de las inversiones de las compañías aseguradoras, por mencionar dos de los riesgos del pánico de un cierre.
Una cosa es hacer campaña política y otra hacer gobierno. En un sector como la salud, es clave ser prudente y el silencio no siempre es sinónimo de eso. Es como si el Ministro de Hacienda sale mañana a decir que, de tajo, acabará con las empresas aseguradoras del país, una noticia que claramente generaría pánico económico, un delito tipificado en el Código Penal.
Es urgente aclarar en qué puntos coinciden la activista Carolina Corcho con la ministra designada. ¿Acabará con las EPS? ¿Cómo lo hará? ¿Quién se encargará de hacer la gestión del riesgo en salud? Y si la Adres le girará directamente a los entes territoriales (como era su propuesta antes del nombramiento) ¿cómo se fiscalizará ese en principio caldo de cultivo para la corrupción? Es claro que el fortalecimiento de la red pública no se hace de la noche a la mañana y es claro, también que un nuevo Sistema de Salud como el que tenemos, que hemos construido por 30 años y que funciona, tampoco.
Ojo, con la salud, no se juega.
Adenda: Como dijo Rudolf Hommes: “ Entre el 6 de junio y hoy el peso colombiano se ha devaluado 12.96%. En el mismo periodo, el peso chileno se devaluó 3,4% y el euro 3,3%. No es correcto pensar entonces que la devaluación acelerada del peso es “un fenómeno mundial” cuando se devalúa 3 veces más que las otras”.
Sin duda alguna, la elección de Gustavo Petro, aún no genera confianza en los mercados; y las entrevistas dadas por los ministros designados no están ayudando.
Ojo con la economía.