Premeditadamente, he titulado la columna “Adelantar por la derecha” porque casi la totalidad de conductores de motocicleta, aprendieron que los vehículos se adelantan por el lado contrario al que dicta la ley.
El Código de Tránsito establece en su artículo 94: “Los conductores de bicicletas, triciclos, motocicletas, motociclos y mototriciclos, estarán sujetos a las siguientes normas: Deben transitar por la derecha de las vías a distancia no mayor de un (1) metro de la acera u orilla…”
La violación de la norma, es la causante de miles de accidentes de tránsito, puesto que los conductores de dicho vehículo, además de adelantar por el lado prohibido, van escribiendo en su celular y de ahí que la capacidad de maniobrar es nula.
El problema es más complejo de lo que parece, puesto que es diferente transitar por la derecha que adelantar por la derecha y eso tampoco lo han entendido los integrantes de nuestra querida institución, expertos todos en violar dicho precepto.
Ahora, si es por las personas que generan su sustento económico por medio de su motocicleta, transportando domicilios, el problema es aún más dramático puesto que además de conducir, estar atentos del radio teléfono para sus pedidos, exceder los límites de velocidad, van escribiendo por el chat y de ahí que muchos de ellos terminan su trajín en un centro hospitalario.
Lo anterior, no es comparable con el inmenso riesgo al que son expuestos los menores de edad, varios de ellos somnolientos que son transportados como parrilleros y a pesar de que aún estando vigente el Decreto Municipal 0767 del 3 de agosto del 2018, no figura en el cerebro de los uniformados, responsables de la parte operativa de la movilidad.
En conclusión, el panorama es crítico con tendencia al crecimiento en la medida en que la autoridad de tránsito continúe ignorando las normas que ellos mismos deben cumplir y de ahí el exagerado número de infractores. Los motociclistas entienden al revés la ley puesto que la misma reza que se debe adelantar por la izquierda y ellos lo hacen por la derecha.
En cuanto a los domiciliarios, ni hablar, puesto que son los campeones en ese y en otro tipo de infracciones y en relación al riesgo de los menores, queda bajo la lupa y conciencia de la autoridad, cómplice silencioso de la problemática.