Decía Javier Darío Restrepo que las palabras son insuficientes para contar la realidad y de esta manera, periodistas y escritores, tienen un enorme déficit para comunicar lo que sucede, es más si pudiesen transmitir toda la realidad, si lograran hacerlo con todas las aristas y detalles posibles, faltaría la objetividad porque aun mostrándolo todo, eso no es garantía de que se entienda.
El periodismo es incómodo porque la gente interpreta la verdad a su manera, tienen resistencia a lo visible; incomodo porque muestra lo que la gente hace así sea oculto o público, por eso ser objetivos puede ser una utopía y es la razón por la que el periodismo se ciñe a los hechos. Frente a los hechos no puede discutirse, ¿cómo cuestionas que el volcán hizo erupción?, aunque siempre habrá quien crea que fueron los alienígenas. Bien dice Renson Said, otro de esos periodistas valientes que se ha colgado la lápida varias veces, que “si no quiere que se sepa, no lo haga”.
La columna, aunque es un género dentro del periodismo presenta la opinión del autor, pero el periodista no debe dar sus opiniones, puede exhibirlas para que el lector se genere una propia, sin embargo, esa opinión debe estar basada en hechos, por eso el buen periodista no ventila aquello de lo que no tiene certeza, o al menos una fuente para contrastarlo. Y todo esto que incomoda, que le llaman verdad, ni siquiera son acciones del propio periodista, son hechos que otros han realizado y se enfurecen además cuando son ventilados. Por ejemplo, FuckNews recibe amenazas e intimidaciones y ellos no hacen periodismo, su propio nombre lo dice, no se cansan de repetir que emiten información que ha salido previamente en otros medios a la que le suman una alta dosis de cinismo y humor.
Se puede discrepar, diferir, no estar de acuerdo con los métodos o la forma en que los periodistas dicen las cosas, con la manera en que Jaime Vásquez practicaba el periodismo, si lo hacía, pero de ahí a que alguien decida perseguirlo hasta matarlo hay un abismo intransitable. Sentir que se puede matar a otro por su opinión o lo que expresa, solo profundiza el gran desconsuelo que existe en la ciudad, al que hay que sumarle las absurdas cosas que pasan todos los días.
Muchos periodistas en Cúcuta, y en otras regiones del país denuncian y está demostrado que, los que se sienten aludidos o incapaces de contrarrestar esas opiniones, son también capaces de matar. ¿Qué tipo de personas son? En este caso las denuncias de Jaime eran de carácter político así que ya sabemos quién lo mandó matar.
Ya lo he dicho antes, esos tipos que matan a la gente por lo que dice, como en caso de Jaime, no son adictos al poder sino a la impunidad.
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