Por donde entró hace 67 años –en 1950–, desde Venezuela y por la entonces Comisaría de Arauca, la Fiebre Aftosa vuelve a amenazar a la ganadería, después de su erradicación en 2009, gracias a un Programa Nacional operado entre 1997 y 2015 por el Fondo Nacional del Ganado administrado por Fedegán, conjuntamente con el Ministerio de Agricultura y el ICA; una alianza público – privada reconocida a nivel nacional e internacional, hasta que el gobierno Santos la desbarató abruptamente en diciembre de 2015.
Para los lectores no ganaderos: la Aftosa es una enfermedad no transmisible al humano, pero de rápida circulación entre los bovinos. Esta condición, además de su impacto en la productividad de carne y leche, la convierte en una barrera paraarancelaria al comercio internacional de estos productos, del cual están excluidos los “países aftosos”.
Por la responsabilidad de haber sido Fedegán el operador del Programa de Erradicación durante 18 años y haber obtenido la certificación de país libre con vacunación en 2009, en julio de 2015, en Asunción, Paraguay, advertí ante la Comisión Hemisférica para la Fiebre Aftosa, COHEFA, de los riesgos de desmontar el equipo del Fondo Nacional del Ganado que había manejado el Programa de Erradicación, no solo para su continuidad, sino por el peligro de reinfección desde la Zona de Alta Vigilancia –ZAV– en Arauca, una frontera afectada por el contrabando.
¿Qué sucedió? Volvamos atrás. Como parte de las retaliaciones contra Fedegán, 1) En 2012, el Ministerio de Agricultura rescindió unilateralmente el convenio para el manejo de Guías Sanitarias de Movilización por parte de los comités de ganaderos. Esta función volvió al ICA, con lo cual se relajaron los controles, se corrompió el sistema y al amparo del desorden crecieron el abigeato y el contrabando.
2) El Ministerio rescindió, también unilateralmente, el convenio con Fedegán para el manejo de la trazabilidad, cuando ya se habían identificado, a diciembre de 2012, más de 675 mil animales, con prioridad en las Zonas de Alta Vigilancia. El Gobierno le entregó esa función al ICA y ese trabajo se perdió. Si existiera trazabilidad, el ICA conocería con certeza el origen del ganado enfermo y el ministro no tendría que decir que “No se descarta que el virus provenga de Venezuela”.
3) En 2015, el Gobierno le arrebató a Fedegán la administración del Fondo Nacional del Ganado y en 2016 lo llevó a liquidación. El equipo de Salud Animal, de altas calidades técnicas, fue despedido y los programas quedaron a cargo de Fiduagraria, una entidad financiera sin compromiso alguno. El Programa de Erradicación, al frente del cual estaba un PHD en epidemiología, quedó en manos de un contratista del Ministerio sin conocimiento ni experiencia.
¿Qué se perdió? 1) Ocho años de continuidad sin la ocurrencia de brotes de aftosa en el territorio nacional. 2) Los mercados de países libres: Perú, Ecuador y Panamá hasta ahora. 3) Cualquier avance en los procesos de admisibilidad a Estados Unidos y la Unión Europea, de los que estamos esperando resultados desde hace diez años. 4) Por supuesto, se perdió la continuidad de la certificación de país libre con vacunación, un verdadero patrimonio de la ganadería. 5) Están en alto riesgo un esfuerzo de 20 años y el aporte de los ganaderos del orden de 700.000 millones de pesos a través de la contribución parafiscal.
El Ministerio ha querido minimizar el asunto, pero todo Arauca y parte de Casanare están en cuarentena, 300 animales sacrificados; 200 millones de dólares perdidos en exportaciones y el hato nacional amenazado