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Cuando la economía de un país afronta dificultades fiscales sus autoridades económicas tienen dos alternativas de manejo.
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Martes, 15 de Noviembre de 2016

Amables lectores: Cuando la economía de un país afronta dificultades fiscales sus autoridades económicas tienen dos alternativas de manejo. La primera de ellas, con su banco central controlando tasas de interés, con un manejo según el caso al alza o baja. Control estricto sobre la inflación, serio manejo y gran austeridad en el gasto público, reduciendo nómina oficial al adelgazar el aparato oficinal, priorizando gastos, sin importar el costo político causado por estos recortes, llevados a cabo muchas veces sin una estricta planeación. Los casos más recientes de la aplicación de esta fórmula fue el tratamiento dado a las crisis de Grecia y España que produjeron por las medidas improvisadas,  protestas ciudadanas.

La segunda alternativa ante la poca funcionalidad lograda por los bancos centrales en el manejo de tasas, cuando muchas veces, debido a la volatilidad de las mismas, se obtuvieron efectos contrarios a los deseados, es buscando reactivar la economía por medio de un aumento del gasto fiscal.

Las tasas de interés se bajarán para que la gente aumente el endeudamiento y por lo tanto el consumo. El típico ejemplo de esto es Brasil que en recesión pero sin  Rousseff, los inversionistas aunque parezca absurdo aumentan la inversión  y su moneda se fortalece en el día a día. Nunca olviden que: “Datos malos no siempre implican baja inversión”. Las economías con frecuencia no crecen, porque “la productividad es muy baja”.

El derroche de los gobiernos, según comenta el periódico el Tiempo en su sección económica llevó a Bill Gross, uno de los gestores de la renta fija a exclamar: “Los bonos del gobierno británico descansan en una cama de nitroglicerina”. Hoy el mismo señor Gross clama para que los gobiernos se lleven la mano al bolsillo y aumenten el gasto ´público. Si esto se logra, la política monetaria se desmontaría después de muchos años de existencia sin alejarnos que esto podría causar dificultades en los mercados financieros.

Preguntémonos que sería mejor para la economía Colombiana: ¿Que un tinto valga mil pesos y que todos lo puedan comprar o cinco mil pesos y que solo una minoría tenga el dinero para adquirirlo? La economía con menos consumo se estaría paralizando lentamente. La política monetaria de los bancos centrales ha perjudicado a los bancos privados pues las tasas casi negativas que han impuesto dificultan la rentabilidad de la banca privada pues limita su margen de acción en la colocación.

Las economías emergentes se benefician con un aumento del consumo global, pues los comodities subirán de precio al incrementarse su demanda. Ante estas nuevas condiciones se debe estar muy atento a las alzas del dólar y a las salidas de capital. No olviden, hoy la clave es la “productividad”. En la actualidad la economía no crece. Los excesos de liquidez o utilidades se están entregando a los accionistas por falta de opciones de inversión.  La nueva economía se encamina a menores costos de producción y menos capital comprometido. Hoy se merca por celular y preguntémonos si se justifican instalaciones con altas inversiones en aspectos físicos o nos bastará con una simple bodega con bajos costos en su acondicionamiento. La economía no funciona como un libro de cocina, por eso están muy equivocados, los que preguntan ¿Cuál es la receta? Pues esta, no existe.

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