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Ante vacío de poder, descentralización
Desde las regiones es importante, ante el riesgo de ruptura institucional, buscar presionar por una descentralización.
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Viernes, 29 de Noviembre de 2019

El famoso paro del 21 de noviembre, que convocó según sus organizadores a 200 mil personas en todo el país, la “más grande manifestación jamás vista” según un mamerto radial, y el tristemente célebre Vargas Lleras, que olvidan los casi cuatro millones que salieron en las marchas contra las farc en el año 2008. Pues para nuestro mamerto analista y sus politiqueros aliados, esos 200 mil se convierten en un mandato al gobierno, mientras que millones no le sirvieron al Nobel para no regalar el país. Lo grave es que el paro dejó una secuela, destapó algo que ya se sospechaba, que es la incapacidad del presidente Duque de entender lo que está pasando (aunque el 21 pareció que sí lo había entendido), y al darle vuelo a la dialéctica de lucha popular, crea un peligrosísimo vacío de poder. 

El presidente siguiendo su talante centrista, cosmopolita y tecnócrata (es decir, perdido en el espacio-tiempo), decide aceptar el discurso de la izquierda y hacer un dialogo para cerrar la brecha social. La pregunta obvia es: ¿la brecha social no se ha cerrado porque no se sabe cómo cerrarla y toca ir por todas partes preguntando como se cierra (al menos que se crea Papa Noel y en esta navidad vaya a ir dando regalos por todas partes), o será más bien que para que haya distribución de la riqueza, ésta primero debe producirse, y eso no se hace dando regalos “sociales” con impuestos, afectando, como se viene haciendo desde Samper, la base productiva? En su discurso no mencionó como mejorar la economía productiva, no habló de reducir el gasto del gobierno y el estado, no habló de hacer ajustes a un gabinete de base y agenda bogotanizadas, tecnócrata y sin peso político, no habló de recuperar la seguridad, la base del desarrollo; sólo habló de ver como cerrar la brecha social, con quienes lo quieren sacar. A menos que sean lenguas de riqueza, como las del Espíritu Santo, esta idea del astronauta, terminará en otro estruendoso fracaso, o peor aún, en aceptar la agenda mamerta.

El gobierno Santos, y eso se nota en los actos jurídicos y en los medios de comunicación, logró que el legítimo uso de la fuerza por parte de nuestras fuerzas armadas y de policía, se convirtieran en actos de presunta criminalidad; con base en eso se tienen maniatados a nuestros soldados. Pero una cosa buena dejó la asonada. Me pareció diciente que, en las comunas de Cali, las tropas de las fuerzas militares fueron recibidas en las comunas con aplausos por la gente, mostrando la importancia que los ciudadanos dan a su seguridad. Cuando empezaron los rumores de ataques de, “vándalos” según los medios, milicianos en realidad, que intentaban meterse a la fuerza a los conjuntos residenciales a robar y destruir, los vecinos de esos condominios en Bogotá se organizaron, con palos y machetes para defender su vivienda y familia, dispuestos a no dejarse tratar como vacas al matadero por los enviados de nuestros líderes del socialismo del siglo XXI. Hay bastante desconfianza en que esa protección se la den las autoridades, que se ven amarradas por el poder civil, que como decíamos antes los considera bandidos, por lo que pasaron a actuar como fuerzas de defensa. No faltará el analista mamerto que verá este sagrado derecho a la defensa como neo-paramilitarismo, pero sería bueno que esa organización que se dio, esa sí de manera espontánea, se convierta en un movimiento que enderece ese camino que la legislación y la jurisprudencia torcieron hacia la venezolanización. Al menos en la base, las cosas se rectifican. Pueblo y fuerzas militares parece ser el camino. Y sería bueno que las fuerzas militares colombianas compartan el ejemplo de Bolivia de defensores de la democracia, y no el de la fuerza armada bolivariana dispuestos a sostener a los anti demócratas, cuando el vacío de poder se aumente porque cuando los extremistas sienten debilidad en la contraparte, y eso es lo que muestra el gobierno Duque, presionan más duro para entrar a matar. 

Desde las regiones es importante, ante el riesgo de ruptura institucional, buscar presionar por una descentralización que está como eje de la Constitución del 91, pero que nuestros políticos no han querido desarrollar porque el botín se extrae mejor en un centralismo asfixiante como el que nos ronda, más si en el centro se congrega la izquierda, de manera tal que la agenda tan bogotanizada del gobierno no se nos convierta en nuestra agenda. Y me atrevo a darle un consejo al nuevo alcalde Jairo Yañez: Usted ganó por su campaña, no por ningún aval de última hora, por eso, ante las embestidas partidarias que le vienen mantenga la independencia y no se deje manejar la agenda por otros. Usted es una de las últimas esperanzas de Cúcuta, que ojalá no se pierda por atender intereses ajenos. Trabaje con otros alcaldes de ciudades capitales, para unir esfuerzos en lograr verdaderas agendas regionales. Las grandes crisis muestran las grandes oportunidades. Tal vez la descentralización sea el instrumento para, una vez el país recupere el orden, reversar la agenda socialista que nos están imponiendo con papas bomba, piedra, sentencias judiciales y análisis mediáticos.

A diferencia de lo que piensa la nueva alcaldesa de Bogotá, la solución no vendrá de hablar Duque con la izquierda radical, promotora del paro, sino de que las regiones tengan claridad de sus necesidades y planteen un plan de desarrollo muy distinto a parecernos a los del otro lado de los puentes.

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