Todos los políticos se posicionan para comenzar una campaña para Congreso y para la Presidencia que será definitiva para el futuro del país. Por ahora, se ven por lo menos tres tendencias que definirán quien va a ser el próximo Presidente del país y que Congreso tendremos a partir de 2018.
Una tendencia es el de la izquierda colombiana. Sergio Fajardo, Claudia López, Jorge Enrique Robledo, Gustavo Petro, Humberto de la Calle y el candidato del sector de las Farc se disputarán los votos de ese sector al que sin duda es afecto el Presidente Juan Manuel Santos.
Fajardo buscará votos en el centro pero la cuestión es si lograrán unirse antes de la primera vuelta. Y sin duda todos tratarán de poner los otros dos sectores políticos, el de Germán Vargas y el del Centro Democrático (CD), como enemigos de la paz aunque ayer el expresidente Álvaro Uribe les quitó esa bandera.
Germán Vargas, quien hoy está como la casita roja de Davivienda en el lugar equivocado, tendrá que definirse cosa que hasta ahora ha evitado. Piensa que podrá robarse votos del centro derecha pero los siete años al lado del presidente Santos lo perjudican. Será bien difícil abrirse de ese legado pero no podemos descartar que acabe como candidato de Juan Manuel Santos si este ultimo ve que es la única posibilidad de evitar la llegada del uribismo al poder. Claro, el apoyo de Santos es como el beso de judas y sin duda quita más que pone.
El uribismo, con los conservadores, tiene la mejor opción para 2018. Falta aún decidir como se elige el candidato del partido y cuales serán las alianzas necesarias para llegar unidos a la primera vuelta. El ex procurador Ordoñez y la exministra Martha Lucia Ramírez juegan en esta ecuación. Falta ver si se logran deponer las ambiciones personales, los egos y las peleas internas en los partidos de esta coalición para que unidos logren convertirse en la mejor opción de poder.
Lo que no se puede olvidar es la campaña a Congreso. Hoy el Centro Democrático es el partido que si no se equivoca puede tener las mayorías en el Congreso. De los 6.7 millones de votos del referendo por lo menos la mitad son de un uribismo que si hace unas grandes listas puede lograr más de 30 senadores y 40 representantes en las próximas elecciones parlamentarias.
¿Listas abiertas? Sin duda eso garantiza de cinco a diez senadores y de 10 a 15 representantes más que con listas cerradas. La pregunta es como escoger los miembros de esas listas con cuidado para que no se pierda esa política ideológica y seria que hoy distingue al CD. La desbandada que hay en otros partidos pidiendo pista en el CD no puede convertir a este partido en otra U. Pero tampoco se puede seguir cerrando el partido para que ‘colinchados’ de la fuerza política de Alvaro Uribe lleguen a cargos de elección muchas personas de gran nivel, lo que está bien, pero que no les gusta hacerse contar.
El uribismo tiene que comenzar a construir un partido más allá de Alvaro Uribe. Esta es la oportunidad para que los jóvenes de Colombia tengan un espacio donde aterrizar para hacer política y enfrentar ese populismo de izquierda, moderado como el de Fajardo o radical como el de las Farc, que tanto daño le han hecho a este país.
La campaña que viene no va a ser sobre la paz. Va tener un contenido puramente económico y sin duda el tema de seguridad urbana va a contar. En ambos frentes el CD tiene autoridad moral para proponer políticas de rebaja de impuestos, que hoy ahogan a los empresarios, a la clase media y a los más humildes, y de mano dura contra la criminalidad. Los otros candidatos, todos, tienen rabo de paja en los dos temas que decidirán las próximas elecciones.
Es hora de construir partido, de ser alternativa de poder, de unir fuerzas por encima de ambiciones personales y de retomar el rumbo de un país que otra vez va hacia el abismo. ¡Manos a la obra!