Hablar del Distrito de Riego del río Zulia es remitirnos a la época de la más ambiciosa reforma agraria de cuantas se han intentado en este país y fue precisamente el mismísimo doctor Carlos Lleras Restrepo, quien el 13 de diciembre de 1968 en la emblemática Represa del INCORA inaugura la primera etapa de las tres que se tenían contempladas con las aguas del rio Zulia. Era por aquel entonces nuestra agricultura tan artesanal y nos dio tan duro el ´novedoso´ riego, que después de varios intentos frustrados por hacerlo productivo con ensayos de caraota, frijol soya y maíz, que hasta agricultores ´importados´ de varias regiones del país hubo necesidad de traer.
Con esa nueva sangre no tardan en identificar al arroz como cultivo de vanguardia y así rápidamente con suelos nuevos, fértiles y con abundante agua comienza lo que hasta hoy se mantiene como una de las más importantes zonas arroceras del país. Me corresponde registrar con nostalgia, que así como crecía la importancia de su cultivo se incrementaba la violencia social. Imposible olvidarnos de don Teódulo Gelvez, don Valentín Vega, doña Susana Saieh o de cientos de otras casi anónimas victimas que fueron brutalmente asesinadas por la guerrilla primero y los paramilitares después en una de las más aciagas épocas de nuestra violencia criolla.
Se forma así una nueva generación de hijos de aquellos llegados del Huila, del Tolima, de Santander y hasta del pacífico, los que al combinarse con los nortesantandereanos constituyen hoy toda una cultura agrícola de un inmenso valor para la economía regional.
No obstante lo anterior, en el curso de los años y como consecuencia de factores como el monocultivo, el déficit en la oferta hídrica, la resistencia a los herbicidas y pesticidas, las prácticas intensivas en la preparación del suelo, y de otros factores externos como los TLCs y el contrabando hacen que la rentabilidad del cultivo se venga a pique.
Pues bien y ante tan complicada situación el gobierno acude al IGAC y al antiguo Corpoica hoy Agrosavia y les pide, no solo un diagnóstico de las condiciones de ´salud´ del Distrito, sino que investiguen qué otros encadenamientos promisorios además del arroz se podrían implementar.
Después de casi cinco años de muy serios estudios se concluye, no solo que hay un déficit cada vez más evidente del recurso hídrico y que este se debe democratizar, sino que las características agroecológicas de los suelos están teniendo un alto grado de deterioro que hace indispensable no solo recomponer el paquete tecnológico arrocero, sino la alternancia con otros cultivos como maíz, sorgo, soya e inclusive nos conminan a la implementación de otros con características perennes como palma, cacao o caña de azúcar.
Es por todo lo anterior que la comunidad agrícola, incluida la ganadera del departamento está de plácemes por la puesta en funcionamiento en el mismísimo corazón del Distrito de Riego, de la primera extractora de aceite de palmiste que se monta en Norte de Santander. Nace Oleonorte S.A.S, planta que se nutrirá de la almendra del fruto de la palma cultivada en el Catatumbo y que además de su valioso aceite nos dejará a los criadores de ganado mayor y menor una cantidad inicial de 20 toneladas diarias de su rica torta. Aunque el esfuerzo ha sido desarrollado con recursos propios de los cultivadores de palma del Catatumbo, se espera que el Banco Agrario apruebe un crédito por $13.000 millones para iniciar en el primer semestre de 2019 la extractora de aceite rojo, abriendo así el espectro para diversificar el paisaje productivo de las 45.000 has del área de influencia del Distrito. Esta es una apuesta que desde lo privado demuestra la capacidad que tiene el sector agropecuario de jalonar la economía regional. Créditos y no dadivas es lo que necesitamos para alimentar a Colombia y al mundo.