El jueves de la semana que pasó, circuló por redes sociales la noticia de que un tramo de vía que de Pamplona conduce a Cúcuta, se afectó debido a las lluvias y por lo tanto, se notificó a la comunidad el cierre total de la principal arteria para el ingreso al interior del país.
Las fotografías publicadas, son realmente preocupantes puesto que es muy probable que los trabajos a realizar, se demoren un poco más de lo anunciado y como consecuencia, la movilidad estará además de reducida, congestionada.
La verdad, es desconcertante que la Unión Vial Río Pamplonita, responsable del mantenimiento del sector, no hubiese tomado las medidas preventivas en un sitio históricamente crítico. No es aceptable ni por un instante lo ocurrido, puesto que falló la supervisión de esos sitios vulnerables, que entre otras cosas son varios.
Ahora, se suspende parcial o totalmente el flujo vehicular y lo único que dicen es el tipo de restricción. Por otra parte, si usted quiere saber qué sucede en el resto de la red vial de nuestra jurisdicción, deberá encomendarse a todos los ángeles, puesto que no hay manera de conocer con precisión, el o los sitios que tienen restricción vehicular.
Además, no es justo que propongan la vía Cúcuta – Ocaña para llegar hasta Bucaramanga, puesto que la misma es objeto de numerosos derrumbes. De igual manera, aumenta significativamente el recorrido y por consiguiente, desajuste en los fletes.
Considero que nuestros representantes en el Congreso, deben en nombre de sus electores, quejarse ante la Ministra de Transporte y por ende, a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) puesto que faltan semanas para que llegue el fenómeno “El Niño”, caracterizado por la reducción de los niveles de los ríos, aumento de la temperatura del océano, con influencia en nuestro clima y mientras tanto esperar hasta que la empresa, resuelva la situación.
Lo que sucedió, es la prueba de las insuficientes medidas preventivas por parte de la empresa responsable y la interventoría debe pronunciarse ante este y los demás eventos que sucedan porque ya es costumbre anunciar el cierre total de una vía sin que importen sus consecuencias.