Los cortejos fúnebres son un estilo de manifestar el aprecio o la tristeza que se tiene frente a un difunto.
La gran mayoría, transita en dirección al municipio de Los Patios, por cuanto allí se encuentran los dos grandes parques donde reposan los restos de nuestros seres queridos o en su defecto, el recuerdo de un rápido proceso de cremación.
Durante el recorrido se pueden distinguir diferentes tipos de acompañamientos, que van desde el silencioso transitar de los vehículos acompañantes, pasando por estruendosos altoparlantes con música de género reguetón, vallenato, rancheras y corridos mexicanos, hasta numerosos motociclistas, algunos de ellos haciendo alarde de sus habilidades en el manejo.
No es mi intención criticar el estilo escogido por los amigos o allegados del difunto, sino las atrevidas actitudes de algunos grupos de motociclistas puesto que además de avanzar peligrosamente en una sola rueda (caballito), se observan que premeditadamente violan todas las normas de tránsito y además generan alto riesgo para los demás conductores que no tienen culpa alguna de las causas del deceso de la persona.
Transitan dos y hasta tres personas en la moto, sin casco, parrillero de sexo masculino y muchos de ellos con cerveza en mano o con una botella de licor. Ellos van delante del cortejo, deciden la velocidad máxima y lugares de parada, en conclusión generan situaciones de mucho peligro ellos mismos en un afán de retar a la autoridad que por supuesto no aparece por ningún lado.
Sería iluso pensar en un operativo frente al dolor de muchas personas, pero infortunadamente se han escuchado detonaciones de armas de fuego en las caravanas y es en ese instante que una bala Perdida puede enlutar otro hogar.
En alguna oportunidad un ciudadano trató de organizar a los conductores de motocicleta, pero la verdad sea dicha, es muy complejo educar vialmente a personas que guardan enormes resentimientos en contra de la autoridad y de ahí ese estilo de retar a quienes portan el uniforme de nuestra querida institución.
Para completar el drama, existe un dicho que reza: “nadie más necio que un borracho” y por eso, las personas que tratan de evitar que los jóvenes conduzcan en estado de embriaguez, terminan regañadas.
Algún día tendremos una sociedad educada que pueda entender que el dolor que se siente por la desaparición de una persona, no debe ser motivo de abuso con el licor y aún menos si se conduce en estado de embriaguez por el riesgo que genera para la ciudadanía en general, el paso de un cortejo fúnebre, sinónimo de respeto.