La Corte Penal Internacional de Justicia (CPI), como todo lo que tenga que ver con Naciones Unidas, está plagado de sesgo izquierdista e ideas progresistas. Pero no solo eso, también de corrupción.
El periodista Jaime Bayly en su programa de Youtube explicaba que el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), EL abogado inglés de padre paquistaní, Karim Khan, que se ha entrevistado repetidamente con Nicolás Maduro en Caracas y abrió oficina allí mismo, es cuñado de la abogada defensora de Maduro ante la misma CPI. La hermana de la esposa del fiscal está muy bien pagada por sus servicios a la dictadura y parte de su trabajo de lobby ha sido acercar a su cuñado al dictador, haciéndolo parte de su círculo de amigos. Por eso Maduro jamás tendrá orden de captura de la CPI, pero si la tendrán los enemigos de su amigote como Benjamin Netanyahu. Es de recordar que Israel no es parte de la CPI, como tampoco lo es Estados Unidos. Mike Pompeo, quien fue Secretario de Estado de los Estados Unidos dijo que la CPI era "una institución completamente rota y corrupta".
Naciones Unidas y sus tentáculos están contra todos los que ataquen el progresismo, el socialismo estalinista remozado, como lo muestra también la UNRWA aliada de Hamas en Gaza. Khan es ficha de Guterres, el Secretario General de Naciones Unidas, hoy declarado persona no grata en Israel por su postura antiisraelí. Netanyahu, presidente elegido por su pueblo fue igualado por Kahn con el líder del grupo terrorista Hamas, algo que es común entre los progresistas como Petro que quiere una ley de punto final para la policía, las fuerzas militares, los guerrilleros, los paras y los narcos, todos igualados. Para los progresistas el Estado Liberal es un invento de derecha y por eso no les merece ningún respeto.
Esas órdenes de captura de presidente y jefes terroristas deberán ser validadas por los jueces de la CPI, y es probable que, ante la nueva realidad política que produjo el sunami Trump la echen para atrás, pero Kahn habrá logrado su propósito de enlodar al enemigo de su amigo Maduro. Y ese es el mundo globalista al que metió a Colombia el petrosantismo.
Se va haciendo urgente acabar con esa burocracia izquierdista de Naciones Unidas, para poder frenar las autocracias progresistas sangrientas que tienen al mundo en crisis. Y es fácil hacerlo, basta que Estados Unidos y otros aliados dejen de financiar ese adefesio hoy impregnado del virus socialista, para qué la burocracia progresista multilateral desaparezca.
NOTÍCULA. En la última entrevista del expresidente Juan Manuel Santos a Caracol Televisión, buscando remozarse, cuando dijo “ese tal petrosantismo no existe” nos hizo recordar el famoso “ese tal paro no existe” que lo puso a correr bases como mandatario. No es coincidencia el regreso de Armando Benedetti ni del inefable Roy Barreras, alfiles de Petro y de Santos, es decir del Petrosantismo, quienes vienen a “preparar” la elección de 2026, entiéndase a utilizar todas las formas de lucha para lograr seguir en el poder con el mascarón de proa del “centro”. Santos volvió a sacar su maniqueo tema de la “polarización” para introducir otra vez su táctica ni Petro ni Uribe, extremistas según el Nobel que “dañan la democracia”, aunque todos sabemos es, sí Petro, no Uribe. Polarización significa para el Nobel que los colombianos se rebelan contra el socialismo, cuando todos “cabemos en Colombia”. Como piensan Hamas y Hezbolá, que todos cabemos en Israel ... si Israel desparece. Ojalá los colombianos hayamos aprendido de las elecciones pasadas que la izquierda es una culebra de dos cabezas, Santos y Petro. Hay que derrotar las dos.
En la foto del matrimonio de Esteban Santos se ven muy risueños el Nobel, Roy Barreras y Juan Fernando Cristo, faltando solo Armando Benedetti, que debía estar en rehabilitación por consumo de drogas, para completar la directiva del petrosantismo. Empieza la carrera al 2026.
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