Amables lectores: hoy vemos al Congreso ampliando el cupo de endeudamiento del gobierno y en pocos meses veremos a los mismos políticos aprobando otra reforma tributaria, porque no se conoce otra manera para pagar las deudas del Estado.
Afirma la República que sin mayor debate se aprobó la ampliación del cupo de endeudamiento en 14.000 millones de dólares, suma muy cercana a 51 billones de pesos. Con este nuevo cupo el gobierno podrá diversificar las fuentes de financiación de la deuda originada en la pandemia y se cubrirá el déficit presupuestal en los próximos 3 años. Este es el único camino, aumentar el endeudamiento, porque como se dice, la olla está raspada. Se espera, además, con este nuevo cupo cubrir el riesgo de las tasas de interés o un eventual cierre de mercado. Adicionalmente se amplió en 3.000 millones el cupo a la nación para dar avales a préstamos que buscan otras entidades públicas.
Después del primer trimestre del 2021 es preocupante el acceso a financiación por las condiciones de volatilidad de los mercados y por la nota que las calificadoras otorguen al país y empeorar la situación para obtener nuevos créditos. Se necesitan 6500 millones de dólares de fuentes externas y 3800 millones de dólares para la amortización de crédito sumas muy difíciles de obtener en situaciones críticas.
La deuda externa actual total está en $150.505 millones de dólares que equivale al 53,6% del PIB y con tendencia subir a un 60% en menos de 6 meses, obligando al país a plantear con urgencia una nueva reforma tributaria para pagar esas obligaciones que han crecido durante la larga pandemia y que han empobrecido hasta saldos en rojo que nunca se habían registrado.
Ante tanto populismo existente en el país, donde todos opinan que el Estado debe subsidiar toda clase de situaciones originadas con la pandemia del Coronavirus se desbordaría el endeudamiento y por eso es importante citar el adagio popular de Milton Friedman que dice: “En la economía no existe un almuerzo gratis” Con estas palabras acuñadas por Friedman se demuestra que los subsidios públicos no son gratuitos y que alguien con sus impuestos debe pagarlos.
La deuda pública debe ser pagada por los contribuyentes, quienes a través del Congreso y del Ministerio de Hacienda toman la decisión de crecerla. Se debe ser muy cuidadoso por quien se vota porque no olvidemos que en Colombia no existen fondos a pérdida y que las deudas debemos pagarlas entre usted y yo.
El panorama para los sujetos de una nueva reforma tributaria, empresas y personas naturales, no es tranquilizador y de muy difícil asimilación y superación con una economía cayendo un 9% en el tercer trimestre y con retiros del 44,5% de cesantías por la crisis y los despidos.