La degradación del régimen Maduro-Cabello en Venezuela tendrá como efecto colateral, el interés de los mandamases vecinos, ante la inminente desaparición del bolívar como moneda de cambio, por hacer de Cúcuta una de sus fuentes para “extraer” divisas, justificándose en la lucha contra las “mafias locales”. Lo paradójico es el argumento de enfrentar las mafias locales con la mafia de la fuerza armada nacional bolivariana social-chavista.
El primer intento vino de mano de la venta de gasolina en pesos en bombas venezolanas, aunque antes habían expresado interés en ubicar bombas de PDVSA en el área metropolitana. Cuando eso no le resultó, sacó de la mano colocar casas de cambio “socialistas bolivarianas” en la frontera, del lado venezolano. Son intentos desesperados por lograr “convertir” bolívares fallecientes en pesos que se puedan convertir en dólares, que a su vez puedan ser sacados de Venezuela, para cuando el régimen caiga tener la plática afuera.
Esta puesta en la mira a Cúcuta por la satrapía venezolana no es para tomarlo a broma, pues siempre hay que considerar las quinta columnas que actúan localmente a su favor, con la jefatura en Caño Indio, Tibú, y la actitud pasiva del mejor amigo de Maduro, el nobel de paz. Ya vemos quejas ante el gobierno colombiano por parte de Venezuela por no hacer en la frontera lo que quiera Maduro; lo llaman desagradecido. Es por esto que debemos estar alerta ante las nuevas ideas de las autoridades vecinas, que tienen en Vielma Mora, el gobernador impuesto en el Táchira, un peón obsecuente. Quieren los que han robado a Venezuela, convertir a Cúcuta en uno de sus lavaderos, empezando por oficiales de la Guardia Nacional.
Me reitero en la necesidad que la frontera con Venezuela sea una puerta con los máximos controles del lado colombiano, para evitar que la ciudad se una a la caída del régimen chavista. Es además el mayor favor que podemos hacer a la ciudadanía venezolana de frontera, preservar a Cúcuta de la epidemia de la corrupción del socialismo del siglo XXI, para que desde aquí se pueda iniciar la lenta y dura recuperación económica, la reconstrucción de lo social y la visión ambiental conjunta.
Pronosticar alguna fecha estimada para la caída de Maduro, Diosdado, Padrino y su corte, es un ejercicio en que hemos perdido el tiempo, pero si es claro que en la medida que la situación se degrade, Cúcuta será un objetivo de los “dirigentes” venezolanos siguiendo la creencia que Cúcuta se presta para todo lo informal y lo ilegal. La capacidad local mostrada, ante el intento de venezolanizar nuevamente el suministro de combustibles vehiculares, e impedir usar la frontera como “territorio de nadie”, debe ser solo el principio de una planeación sin Venezuela, mientras cae el régimen dictatorial venezolano; hay que ser inflexibles, incluso con el gobierno nacional.
Pero, aunque no nos atrevemos a nuevos pronósticos, el inicio del control republicano del estado en los Estados Unidos, va a implicar cambios importantes en la geopolítica mundial. Aunque ganó el aislacionismo en el estado norteamericano, lo cual permitiría prever poca injerencia en los asuntos externos, política que en el gobierno Obama se reflejó en un apoyo total al mamertismo andino y caribe, si es claro que la visión de los asuntos globales tendrá un nuevo enfoque, bastante lejos de la aceptación de los “conflictos políticos” que fue tan del gusto del departamento de estado de Kerry. Cuba sería el primer objetivo del nuevo gobierno Trump. De cómo éste maneje el asunto isleño, podremos deducir cual será la actitud ante sus afiliados como Venezuela y Nicaragua, los asociados como Colombia y los desafiliados del mamertismo subregional como Argentina y Brasil. No menciono el cono sur, porque Trump ha dejado claro que no le gusta el multilateralismo, sino los acuerdos binacionales. Muy pronto podremos saber esto.
Estar vigilantes ante los embates de Maduro contra Cúcuta es una necesidad regional, así como la planeación de un nuevo modelo de desarrollo, actividades que no solo no son incompatibles sino que son complementarias. Ahora que estamos en la mira, debemos subir la vigilancia.