Se define la transición como la “Acción y efecto de pasar de un modo de (…) estar a otro distinto”, y ese tránsito algunas veces se hace de manera apacible, otras veces en forma traumática y no podemos ignorar que también se hace en forma preocupante y poco ruidosa. En este último caso tenemos que desde la expedición de la Carta de 1991 podríamos decir que, en cierta forma, estamos en época de transición, porque algunas normas, por ejemplo la que garantiza el libre desarrollo de la personalidad, esa “facultad que cada individuo tiene para elegir autónomamente su forma de vivir”, no la aceptan la mayoría de la padres de familia respecto a sus hijos menores de edad, porque estamos en una sociedad muy latina y conservadora, donde se aceptan los cambios paulatinamente y no de forma estrepitosa.
En el escenario político nacional vislumbramos una transición dolorosa, donde una nueva administración, muy ideologizada, comprometida y con la consigna del “Cambio”, procura transformar la sociedad colombiana radicalmente y de la noche a la mañana, con proyectos como el de la salud, pensiones, laboral, minero, etc. Hasta el punto que algunos de los partidos y movimientos políticos que integraron el Pacto Histórico, la formación política que se hizo con el poder, ahora empiezan a desmarcarse de la coalición gobernante y presentan candidatos propios a alcaldías, gobernaciones, asambleas y concejos, ignorando olímpicamente la citada alianza política.
Este “Cambio” tiene varias características: 1. Ignorar la categoría de las leyes, por ejemplo, tramitando las estatutarias como ordinarias, para facilitar el trámite, como el proyecto de ley que cambia radicalmente la estructura de la salud en Colombia, que es una reforma estructural y a fondo y la quieren pasar como una iniciativa con categoría de proyectico indefenso. En el oficio de radicación del proyecto en el Congreso se dice claramente su objeto: Asunto: Radicación Proyecto de Ley “Por medio de la cual se transforma el Sistema de Salud y se dictan otras disposiciones”. Leamos bien; se transforma y se dictan otras disposiciones. Pues todo. 2. En el proyecto se devuelven favores, como cuando dice que el régimen de salud y seguridad social del magisterio, continuará vigente y sin cambio alguno. Si es para bien, bienvenido, pero no deja de ser favor. Recordemos el apoyo vehemente de FECODE a la nueva administración. 3. Además de transformar el sistema de salud y dictar otras disposiciones solicita “facultades extraordinarias” porque aún falta dictar “otras disposiciones” que les dio pena incluirlas en el proyecto de ley.
En fin, la última palabra la tiene la Corte Constitucional. Es la única esperanza que tenemos los colombianos para que no se viole la ley ni se desmejore el servicio de salud a la comunidad. Las reformas, las remodelaciones o maquillajes deben ser para mejorar.
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Agradezco a todas las personas, propios y extraños, que nos acompañaron el pasado viernes 24 de febrero en la sesión solemne de la Academia de Historia. En ella se recibieron como Miembros Honorarios a los doctores José Eustorgio Colmenares Ossa, quien fue presentado emotivamente por el académico Pablo Chacón Medina, recordando los atributos del nuevo recipiendario y su amistad con la familia Colmenares y la casa editorial La Opinión que lo acogió por varios lustros como columnista. Al doctor Gabriel Eligio Torres García lo presentó el académico Fernando Chelle, quien resaltó las calidades literarias del doctor Torres García.
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