Los sistemas de medición se inventaron con el propósito de zanjar diferencias entre apreciaciones, las que siempre pueden resultar subjetivas y estar al vaivén de quien las emite; hace calor, fulanito esta gordo, zutanito es alto o la llanta está inflada.
Para esos propósitos, útiles resultan el termómetro, la báscula, el metro o el calibrador.
Ahora bien, para hacer precisiones sobre un tema que resulta un “tris” más complejo, como lo es el ingreso ilegal de carne en canal y ganado en pie desde Venezuela, surgen discusiones interesantes, como por ejemplo determinar cuál es el nivel de consumo normal de carne en el área metropolitana de Cúcuta y así tener un correcto punto de referencia en cuanto a poder evaluar las campañas que pretenden controlarlo. Secretaria de Hacienda por ejemplo, tiene una visión más “vegetariana” de sus habitantes y precisa que los metropolitanos consumimos 50 toneladas al día, cifra que contrasta con los consumos promedio nacionales, que según guarismos oficiales (kilogramos por habitante año y población) nos asignan en lo local algo así como 80 ton día.
Propongo en consecuencia colocar el termómetro a fin de precisar, por lo menos en términos legales, cual es la carne que consumimos y así saber con claridad cuanta nos ingresa irregularmente por los puentes, las trochas y al final hasta por las autopistas y a plena luz del día.
Si me equivoco, por favor que alguien me corrija: la carne que consumimos en el área metropolitana solo y solo puede provenir de dos plantas de sacrificio ubicadas; una en Villa del Rosario - Frigofrontera - y otra en San Cayetano - Friogan.
Pues bien, atérrense, los sacrificios allí registrados en los casi veinte meses que lleva la frontera intervenida, son los más bajos en los últimos 10 años y en promedio las dos no superan las 12 toneladas día, esto es 60 animales día.
En concreto, si acudimos a las cifras del Tesoro Departamental, estaríamos hablando de un ingreso ilegal cercano al 75 %, pero si la referencia es tomada de los datos del DANE se demostraría que casi el 85 % de la carne que consumimos tiene dudosa procedencia. En cualquier caso la hipertermia es evidente.
Parecería, así las cosas, que las autoridades no hacen nada por evitar tamaño delito y no es así.
A diario nos enteramos por la prensa hablada y escrita sobre el hallazgo de mataderos clandestinos y decomisos de carne que es transportada en todo tipo de vehículos. Es más, con el liderazgo de la Policía Nacional y la misma Secretaría de Hacienda se realizan permanentes reuniones de coordinación, a las que además de los ganaderos asiste el ICA, la DIAN, el INVIMA, FRIGOFRONTERA, FRIOGAN e IMSALUD entre otros.
Como ustedes, yo no “acato” a entender que es lo que ocurre y siempre termino como que dándole la razón al amigo escéptico, que frente a mis “cuitas” me dice con lastimera franqueza: “eso Hoyos, no lo arregla nadie”.
Triste conclusión, si se tiene en cuenta los esfuerzos profesionales y hasta heroicos de muchas personas que por mi oficio gremial he podido conocer, incluidos quienes erradicaron la Fiebre Aftosa del territorio nacional.