Observando lo que se vivió este viernes anterior en las calles y el comercio de la ciudad, podemos entender que la situación de la migración de los venezolanos hacia nuestro territorio, aunque tenga esas fluctuaciones, es un asunto de primer orden y genera una serie de situaciones que no son nuevas, por el contrario reiterativas y se suceden desde hace varios años.
Esa costumbre de los gringos de hacer rebajas para incentivar las compras masivas en el comercio, justo luego del día de acción de gracias, nos fue trasladada como otras costumbres del país del norte. En esta oportunidad fue un día afortunado para los comerciantes cucuteños, sus ventas debieron ser muchas a juzgar por el rio humano que se vio en los pasos fronterizos y luego en las calles céntricas para atiborrar los centros comerciales y cuanto local céntrico ofertaba mercancías a menor precio de lo habitual.
Es bien sabido que la situación en el vecino país no cambia, sino empeora y eso los obliga a pasar la frontera con el claro propósito de comprar lo esencial que va desde el vestuario hasta los víveres y si a esto se le añaden las rebajas, pues mayor es el interés que despiertan y la ocasión no se podía desaprovechar.
Muchos de los compradores regresaron a su lugar de origen, pero algunos pernoctaron, mientras que otros se quedarán definitivamente para buscar maneras de subsistir. Esto último agrava la situación en la ciudad porque se incrementa el número de los trabajadores informales, aumentan las cifras de desempleo, se pone en mayor riesgo la seguridad ciudadana y crecen los asentamientos subnormales en la periferia urbana.
Estamos ad portas de iniciar una nueva administración en el municipio con el ingeniero Jairo Yáñez a la cabeza, quien desde ya ha dado muestras del talante que tendrá su gestión de gobierno. Sin titubeos firmo, antes que cualquiera otro lo hiciera, la Ruta por la transparencia, ese que es un pacto vital para luchar contra el mayor de los males, la corrupción. Además ha identificado a la migración como uno de los asuntos que requieren atención con mayor urgencia.
En la ciudad se ha tejido un nuevo entramado social del cual hacen parte los inmigrantes; colombianos que han regresado, los hijos de colombianos que hace años se fueron a Venezuela buscando mejores condiciones de vida y venezolanos que no han tolerado la crisis por la cual atraviesa su país. Esa es una realidad con la cual tenemos que vivir y los nuevos inconvenientes deben ser salvados con soluciones que requieren capital, pero además voluntad por parte del nuevo mandatario, lo cual parece asegurado.
El viernes negro ya pasó y estamos iniciando diciembre el mes del rojo y verde, de la alegría y los buenos momentos que deberían prolongarse por mucho tiempo.
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