Amables Lectores: En una inversión la toma de decisiones puede llevar a un individuo al éxito o al fracaso. Decidir trae riesgos de diferente magnitud. Según Juan Felipe Ossa: “El decidir en las empresas y en el mundo financiero requiere de un análisis con cálculos exactos y enfoques innovadores y estratégicos”. En la teoría financiera tradicional se supone que las personas actúan racionalmente analizando cuidadosamente toda la información disponible al momento de decidir. Este proceso basado en conocimientos evita los riesgos al invertir. Pero nos preguntamos: ¿Así se toman las decisiones al realizar una inversión? Los inversionistas muchas veces se alejan de la normativa escrita sobre la toma de decisiones y se dejan llevar por impulsos muchas veces cargados de una altísima subjetividad, por carecer muchas veces de toda la información o recibirla en exceso, siendo complejo analizarla por falta de tiempo necesario para hacerlo y la intuición o emociones que aparecen, influyen en el proceso de toma de decisiones.
Frecuentemente se produce un choque entre los factores de emocionalidad y racionalidad. El primero de ellos de asocia a factores como sentimientos, intuiciones e impulsos al momento de tomar decisiones financieras. El segundo es responsabilidad de incorrectas interpretaciones de las estadísticas o deficiente procesamiento de la información y cuando se le da mayor valor a la información que respalda nuestra opinión descartando las que no estén de acuerdo con nuestras suposiciones. El estructurador Ossa en su análisis define el término “sesgos emocionales” como: “Trampas psicológicas que llevan a tomar decisiones más basadas en sentimientos que en hechos”. Enumera los siguientes sesgos emocionales más comunes en los inversionistas. a) Sesgo de sobre-confianza; al invertir el individuo sobrevalora sus habilidades y capacidades al hacer predicciones e ignoran opiniones contrarias. Este sesgo está muy vinculado con el ego de las personas. Es necesario aprender que en las decisiones de inversión pueden existir equivocaciones. b) Sesgo a concretar pérdidas: Se presenta cuando no se vende un activo porque viene acumulando grandes pérdidas y no se quiere contabilizar las mismas. c) Sesgo de arraigo: se mantiene activo por un valor sentimental. d) Sesgo de arrepentimiento: Cuando en una época se perdió en un activo y no se invierte hoy por temor a repetir pérdidas. e) Sesgo de status quo: El hacer cambios le produce incomodidad y prefiere dejar las cosas como están. f) Sesgo de retrospectiva: Al tomar decisiones de basa en eventos pasados. g) Sesgo de representatividad: Al decidir se toman como base pequeñas muestras que no representan la verdadera realidad global.
Al invertir se deben detectar los sesgos anteriores y buscar la manera de corregirlos y así las decisiones financieras se acerquen a ser racionales. La gran pregunta que debemos hacernos es: ¿Somos inversionistas emocionales o racionales? Les comparto un test creado por Shane Frederick de la Universidad de Yale.
Prueba No.1: Un bate y una pelota cuestan en total 1.10 dólares. Si el bate cuesta 1dolar más que la pelota ¿Cuánto cuesta la pelota?
Prueba No.2: En un lago hay un parche de hojas de lirio. Cada día el parche duplica su tamaño. Si el parche tarda 48 días en cubrir todo el lago. ¿Cuántos días tardará el parche en cubrir la mitad del lago?
Prueba No.3: Si 9 mujeres necesitan 9 meses para dar a luz 9 bebes. ¿Cuánto tiempo les tomaría a 100 mujeres dar a luz 100 bebes?
Las respuestas que “les ruego NO leer antes de resolver las pruebas” Son 01, 47, 9. Si se equivocó uso más la intuición que el análisis racional.