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El fin de la OEA
Es impresionante ver como la arquitectura de la guerra fría se desmorona día por día.
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Viernes, 30 de Junio de 2017

El régimen de Venezuela se está convirtiendo en un grave virus geopolítico, contagioso, contaminante y de amplio espectro. El último cuerpo infectado por el virus chavista es la Organización de Estados Americanos (OEA), otro organismo multilateral creado en el fragor de la guerra fría, que dio a todos los países del continente voto en una organización que debía impedir la entrada del comunismo soviético mediante la defensa de la democracia liberal, en Latinoamérica y el Caribe. Se creó en el año 1948, pero la caída de Cuba en la esfera estalinista que condujo hasta la crisis de los misiles, hizo que Estados Unidos redoblara esfuerzos por sostener esta organización, que manejó a su antojo hasta la caída del muro de Berlín, hecho que marcó el fin de la Guerra Fría, lo que explica la entrada de la “democracia” cubana al seno de la OEA.

La matanza que el régimen madurista ha desplegado contra los ciudadanos venezolanos (no me gusta usar la palabra pueblo, porque la han usado tanto, que ya puede significar cualquier cosa), ha llevado a que los principales países del continente hayan buscado declaraciones de apoyo a la resistencia venezolana y exigencias por un retorno de la democracia. Ya Venezuela inició el retiro de la OEA, pero en el entretanto, con la dirección de la “democracia” cubana se mueve en los vacíos que dejó la legislación de la guerra fría, el principal, que a diferencia de Naciones Unidas no dejó algo así como el Concejo de Seguridad con poder de veto y cada país tiene un voto en igualdad de condiciones, igualando gigantes con enanos. La más reciente resolución de Cancún se hundió por este mecanismo, pues solo sacó 20 votos a favor de los 23 necesarios; los demás fueron votos en contra o abstenciones.  

San Cristóbal y Nieves (60 mil habitantes), San Vicente y las Granadinas (105 mil habitantes), Granada (115 mil habitantes), Surinam (165 mil habitantes) y Antigua y Barbuda (93 mil habitantes), impidieron emitir la resolución solicitando democracia en Venezuela. Los representantes de algo más de medio millón de habitantes de un continente de mil millones, vetaron una resolución que contaba con el voto favorable de los gigantes americanos Estados Unidos, Canadá, Brasil y México. De los que votaron en contra o se abstuvieron el país más grande es Ecuador, mientras en los 20 a favor estaban Argentina, Chile, Perú y Colombia, entre otros. Que el voto de una islita de 100 mil habitantes se iguale al de Brasil, con 210 millones, es un adefesio que obliga a cambiar ese esperpento de la guerra fría. Las realidades geopolíticas no pueden ser superadas por la igualdad total, so pena que se den aberraciones como esta. A pesar del Consejo de Seguridad, la ONU puede seguir el mismo camino de organismo inoperante.

Una opción para nivelar cartas, es que, si todos somos iguales, todos aportemos lo mismo y no dejar que con la plata del míster juegue Cuba. Una variante a eso es crear un Consejo de Democracia con los grandes y su correspondiente veto, o que estos ya no aporten, lo que significaría el fin de esa organización. Quedaría como organismo anodino, la Unasur de visión samperista

Es impresionante ver como la arquitectura de la guerra fría se desmorona día por día, ante la mirada no solo atónita sino tonta de los añoradores del viejo orden. En Latinoamérica, a eso se suma la actitud vergonzante de la mayoría que cree en la democracia liberal, pero no lo dice por miedo a ser tildado de reaccionario por una minoría mamerta, que juega con la plata de otros. QEPD la OEA; para Venezuela eso no significa un triunfo, sino una derrota, pues Estados Unidos ahora actuará unilateralmente, lo que tanto le gusta a Trump y disgusta a los camaradas.

FE DE ERRATAS: En mi columna anterior, titulada “pedimos estabilidad jurídica”, quedó un error de escritura que cambia el sentido a la frase. Al final del primer párrafo dice: “…no da inestabilidad jurídica”, y debió decir, “no da estabilidad jurídica”. Extiendo excusas a mis lectores.

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