Hemos visto en las últimas semanas los problemas de la firma constructora Sacyr, de capital español, a raíz de la caducidad de la concesión llamada Corredor 5, entre Puerta del Hierro y Cruz del Viso, Bolívar y que conectaba varios departamentos de la costa caribe. La Agencia Nacional de Infraestructura amenazó con sacar la empresa del país y esta con demandar al país en un tribunal de arbitramento internacional, además de denunciarla ante la Unión Europea, para afectar al país como destino de inversión extranjera.
Nada de esto es nuevo. Sacyr era la empresa principal del famoso consorcio Commsa, que iba a construir la troncal del Magdalena medio, El consorcio abandonó la obra y originó un pleito que ha incluido al entonces rey de España y a Florentino Pérez, uno de los socios de Sacyr y hoy dueño del equipo de futbol Real Madrid. El caso Commsa es el típico de las licitaciones en Colombia, donde un proponente presenta un valor de oferta muy por debajo de la media de los demás proponentes y después, en vez de mandar sus ingenieros a desarrollar la obra, manda a sus abogados a demandar el contrato porque “se exigen cosas que no estaban en los pliegos”. El caso Commsa se basó en que este consorcio no quiso hacer los túneles, la parte más cara del contrato, argumentando que problemas técnicos no considerados los encarecían. Cuando se fue a ejecutar la póliza de cumplimiento, esta no era válida, por lo cual la obligación de cumplimiento no se pudo lograr. Esta serie de “errores”, que pueden serlo, en muchos casos son casos de corrupción, donde funcionarios le hacen el juego a la empresa para ganarse el contrato y renegociarlo de manera directa, lo que usualmente lleva a sobrecostos muchos mayores que la media de las ofertas presentadas originalmente. Este columnista participó en varias ofertas de este tipo que terminaban así.
Esta firma está también en conflicto con Panamá por las obras de canal y en España. En Colombia también se retiró de la recuperación de la vía férrea del Pacifico y ha incumplido en varios puentes. Sacyr es la típica firma contratista que nada como pez en el agua en las aguas turbias de la contratación oficial y cuya experticia es en demandas de contratos y no en obras de infraestructura. Los huecos contractuales están en los diseños insuficientes, en la táctica de adjudicar al menor valor independiente del valor promedio o de un presupuesto oficial, los lobistas nacionales de firmas internacionales, casi siempre políticos y los continuos cambios legales del país.
Sacyr se ganó el contrato de la doble calzada Cúcuta-Pamplona, obra llena de puentes (viaductos) y túneles, tan del desagrado del contratista. Es de presumir que este contrato se sume a las demandas contra el país y que la región quede otra vez con una promesa incumplida.
No he sabido que alguien en la región haya consultado a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) ante los nuevos eventos, ni cómo prevenir que quede en las revistas de derecho y no, como debía ser, en los Anales de Ingeniería de la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI). Claro la respuesta será que hay que esperar y que el contratista debe cumplir o se aplicará todo el peso de la ley. Eso sí quedará como obra del gobierno Santos para el Norte de Santander hasta el fin del gobierno y se dejará la siguiente la solución de este contrato al siguiente gobierno. Y la región sigue sin infraestructura competitiva.