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El ICBF y su nueva directora
Es inevitable pensar que el nombramiento de la señora Arbeláez es inconveniente.
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Martes, 25 de Febrero de 2020

El presidente Duque anunció el nombramiento de Lina María Arbeláez como nueva directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF. Tengo buenas referencias de ella y me dicen que es una trabajadora seria. Pero no basta con contar con referencias positivas para aplaudir un nombramiento. Habría que examinar si sus competencias son adecuadas para el cargo. Y, en especial, si las políticas que se impulsarían desde la entidad son o no compatibles con las que se supone son las del gobierno. 

Y aquí surgen dudas muy serias. Del twitter de la señora Arbeláez se desprende que ella es, primero, defensora acérrima del pacto firmado por Santos con las Farc, segundo, pro aborto, y, finalmente, abanderada del matrimonio homosexual y de la adopción por parte de parejas homosexuales. En un trino de febrero del 2011, escribió “[s]i al matrimonio gay y si la adopción!” (sic), en otros de octubre del 2011 y noviembre del 2012, aplaude al senador Benedetti por estar “de lleno en el debate del aborto, protegiendo los derechos de las mujeres”, critica que se sostenga que “el aborto es violencia” y sostiene que “el aborto no es un tema de ‘mujeres liberadas’ es una posición jurídica y de doctrina””. Y son múltiples los trinos en que defienden el pacto con las Farc. 

La defensa del acuerdo con la guerrilla fariana la han hecho el cincuenta por ciento de los colombianos. El problema acá es que esa defensa se ha hecho aún cuando se pactó la impunidad de los crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos por los miembros de las Farc contra los niños, afuera y dentro de sus filas. Sin castigo real quedaron el asesinato, el secuestro y el reclutamiento de menores, la pedofilia, las violaciones a niñas y niños, los abortos obligados. A la señora Arbeláez le resultaron entonces indiferentes las familias destrozadas por la violencia fariana y los niños vulnerados en sus derechos. 

Por otro lado, cada cual con sus orientaciones y preferencias sexuales. No soy homofóbico, he tenido socios y empleados homosexuales, y tengo buenos amigos con esa orientación. Creo que, además, los derechos civiles y pensionales de las parejas homosexuales deben ser idénticos a los de las heterosexuales. Ahora, siempre he defendido que el concepto de matrimonio se reserve a las parejas heterosexuales porque ellas son la base y el futuro de las sociedades (en todo caso, el debate jurídico lo cerró, por ahora, la Corte Constitucional, en sentencia del 2016). Pero hay profundas dudas, en mi opinión no resueltas, sobre la conveniencia de abrir la adopción a parejas homosexuales. En cualquier caso, sus trinos hacen suponer que en adelante el ICBF, bajo la dirección de Arbeláez, defenderá la adopción por parejas homosexuales. Y que desde el Instituto no se protegerá a los niños por nacer y en cambio sí se apoyará el aborto. 

En esas condiciones es inevitable pensar que el nombramiento de la señora Arbeláez es inconveniente. Excepto, claro, que el Gobierno haya cambiado su posición de campaña. Me niego a creer que sea así. De manera que no sobra un pronunciamiento del presidente Duque que aclare las dudas. 

Finalmente, hay quienes han criticado el nombramiento porque Arbeláez no hace parte del Centro Democrático ni de los otros partidos y movimientos de la coalición gubernamental. Si la designación de alguien externo supone que nuevos partidos entran a la alianza y le dan una gobernabilidad que le es indispensable, bienvenida. Pero no es el caso. Así que comparto el reproche. El mensaje es muy malo: supone que el Gobierno no solo cree que dentro del partido y sus aliados no hay personas con calidades y competencias para asumir este cargo sino que prefiere a alguien de afuera que, para rematar, no comparte las posiciones fundamentales de la campaña sobre la vida, la familia y la niñez. Desconcertante. 

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