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El movimiento alianza por las regiones
Los exitosos exalcaldes Federico Gutiérrez de Medellín y Alejandro Char, lideran un movimiento nuevo que se llama “por las regiones”.
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Sábado, 20 de Febrero de 2021

En esta columna he planteado varios conceptos, que puedo resumir así. En primer lugar, la descentralización en Colombia, eje mandatorio de la “abusada” Constitución del 91, no fue posible realizarla, pues el régimen solo funciona si se centraliza cada vez más. Y la poca descentralización que se ha hecho es de arriba hacia abajo que usando principalmente ese ente difuso llamado Planeación Nacional, ha botado como maná algunas “normitas” de descentralización, que para desarrollarlas requieren un paso a paso vigilado por esa entidad politizada-tecnocrática.

Segundo, a nivel mundial se ha dado un movimiento muy fuerte hacia decidir el modelo de desarrollo de abajo hacia arriba, liderado por alcaldes metropolitanos en Estados Unidos, Europa y Asia. En un mundo urbanizado, las urbes metropolitanas son donde de verdad se pueden dar las grandes soluciones para los grandes problemas; se trabaja localmente y se consolida en lo nacional. Ese centralismo logra hacer legal hasta lo absurdo. Un ejemplo es el Conpes de Santos que declaró, solo en Colombia, combustible “limpio” el diésel, en vía de extinción en Europa. Tercero, la búsqueda de solución a los problemas locales desde el centro, es parte del sesgo centralista que permea las regiones, heredado de nuestros congresistas, fervientes defensores del centralismo, pues viven muy bien de él. Y cuarto, el desarrollo es el único derecho que no existe en la jurisprudencia colombiana, y no existe, porque el desarrollo lo hace el sector privado, que en la Colombia semi-mamerta de hoy se volvió el “enemigo”.

Los exitosos exalcaldes Federico Gutiérrez de Medellín y Alejandro Char, lideran un movimiento nuevo que se llama “por las regiones”. Lo bueno de esta nueva propuesta política es que como su nombre lo indica es un movimiento que busca desarrollar la orden constitucional de impulsar la descentralización en un país de regiones. Particularmente, lo hecho en Barranquilla de manos del sector privado es objeto de admiración, y lo que es más importante, cuenta con fuerte apoyo popular. Ambos han sido alcaldes de visión metropolitana. Igualmente, han sabido hacer planeación desde las regiones, abandonando el molde centralista, y en especial, saben que el desarrollo es con el sector privado. Medellín jugó una aventura y le está costando caro.

Lo malo es que lograr desmontar el centralismo contará con una fuerte oposición de los defensores del estado socialista de hecho. El acuerdo Santos-farc se válida sólo en lo centralista. Y también, tantos años de centralismo han creado daño cerebral a regiones como el área metropolitana de Cúcuta, donde el desarrollo viaja en portafolios de secretarios y alcaldes, yendo a la burocracia nacional a pedir ayuda para el desarrollo. Ellos ruegan y aquellos se niegan con todo tipo de excusas, y el show vuelve a iniciar. Tenemos una variante del síndrome de Estocolmo.

Lo feo, es que como a la miel, se le están pegando todo tipo de bichos. El caso más sonado es Enrique Peñaloza, que no tiene nada de político joven, pues lleva varias décadas haciendo todo tipo de movimientos. Pero lo inexplicable es como se entienden Peñaloza, defensor a ultranza de los buses (Volvo, en especial) y Federico Gutiérrez, quien trabajó en la expansión del metro en Medellín. Y otros que se están pegando son exgobernadores como Dilian Francisco Toro del Valle y Luis Pérez de Antioquia. Fuera que los dos personajes tienen su propio gris historial, cada vez es menos claro el papel de los gobernadores en Colombia.

Y hablan hasta del senador Rodrigo Lara, parte del “falso centro” colombiano. Para que el movimiento prospere, sus líderes deben tener control de acceso de políticos viejos, izquierdistas disfrazados y todo tipo de fauna política buscando acomodo. No pueden caer Fico y Char en el juego de la politiquería colombiana y deberán hacer un manifiesto de principios a los que deberán adherir los que sean admitidos. Y nada de consulta popular ampliada: definan Char-Fico o Fico-Char, presidente y vicepresidente.


 

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