Es inevitable que estando a pocas horas de terminar un año nos detengamos para echar un vistazo al retrovisor, repasar lo sucedido y en algunos casos para evaluar los doce meses precedentes.
Comenzamos con la expectativa grande de elegir a un nuevo presidente que reemplazaría a uno que había estado durante dos periodos blandiendo la bandera blanca que le dio como rédito la firma de un acuerdo con parte de la guerrilla y su dejación de armas, dejando de lado otros movimientos de menor tamaño, pero de similar comportamiento bélico, al final el premio Nobel fue su conquista, no obstante que otros problemas quedaron al garete.
La definición enfrentó a dos corrientes políticas bien diferentes y ambos contemplaban la opción de ganar, Iván Duque y Gustavo Petro.
Antes de la primera vuelta el candidato de los liberales que había quedado sin posibilidades de ganar descalificó a Duque diciendo de él “No es más que un buen muchacho”.
Al final del día de las elecciones se supo con certeza que había ganado el novato y la izquierda había perdido.
Desde el primer día de gobierno la oposición al nuevo presidente ha sido férrea y cada palabra y cada paso suyo ha sido seguido con rigor para criticarlo e incluso ridiculizarlo, sin embargo el presidente ha salido avante sin responder con ofensas, su talante le ha permitido mantener el equilibrio, el mismo que mostró con la designación de su gabinete y la participación de la mujer y sobre todo porque acabó con el festival de la mermelada que hasta entonces había adobado una dulce relación del ejecutivo con el Congreso de la República, con beneficios no solo para la región de cada congresista sino en lo personal.
El cambio de gobierno hizo que afloraran otros viejos problemas, fue entonces cuando se gestaron las manifestaciones de calle, la más destacada fue la de los estudiantes y docentes que culminó con un acuerdo que puso fin de manera dialogada a esta crisis.
El punto principal del reclamo el económico, por lo que se convino destinar más de 4.5 billones de pesos adicionales para la educación superior durante el cuatrienio de Duque.
El asunto más polémico, la Ley de financiamiento que buscaba obtener el faltante para el adecuado funcionamiento estatal llenando los vacíos que le había dejado su antecesor.
El punto álgido fue la aplicación del IVA para algunos productos de la canasta familiar que hasta ahora no estaban gravados.
Fue cuando todos los gremios se hicieron sentir y advirtiendo que sus intereses se verían comprometidos argumentaron que se podía afectar la seguridad alimentaria del país.
Luego de las discusiones en el legislativo, con la nueva ley se podrán recaudar solo parte del déficit, por lo cual habrá recorte de algunos subsidios y proyectos importantes se quedarán sin financiación.
La impopularidad de Duque llegó a su nadir porque comenzó su recuperación con el acuerdo del salario mínimo concertado entre las partes y con satisfacción general, el golpe dado a los grupos renuentes a los acuerdos dando de baja a alias Guacho, y la intención de mantenerse esquivo a entregar dádivas a los congresistas. Todo esto hace que a pesar de los inconvenientes en el arranque, Iván Duque se convierta en el novato del año.