Horacio Serpa fue sin lugar a dudas un gran luchador político. Nunca llegó a imaginarse, cuando un día apareció de sorpresa en su despacho del juzgado de Barrancabermeja, el gobernador Alfonso Gómez Gómez, que en ese preciso instante su vida iba a cambiar para siempre y que lo convertiría en un protagonista de primera línea en la política colombiana, para el resto de su vida.
El gobernador Gómez Gómez, como buen conocedor de los asuntos públicos que era, necesitaba resolver un conflicto de intereses al interior del liberalismo de Barrancabermeja, pues las diferencias que existían entre los bandos, impedía el nombramiento de un alcalde de esa filiación. Después de pensarlo llegó a la conclusión de que tenía que acudir a una persona ajena a las disputas lugareñas, y se le vino a la mente el hijo de la maestra, Rosa Uribe de Serpa, que él había conocido en Zapatoca y por quien sentía especial aprecio.
Serpa, que siempre fue una persona de definiciones rápidas, aceptó el reto, y ahí comenzó su verdadera carrera que lo consolidó como uno de los políticos mas renombrados de Colombia: parlamentario, gobernador, procurador, ministro, embajador, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, jefe del partido Liberal y tres veces candidato presidencial, en donde la última no fue la vencida, tal como lo había esperado.
A todo ese impresionante record, sumó su condición nata de gran orador público y de sagaz contradictor, que le crearon enorme fama en el Congreso y en la plaza pública, y que lo convirtieron en uno de los hombres fundamentales del liberalismo durante mas de un cuarto de siglo.
Siempre supo ser un hombre sencillo, bonachón, de buen trato y extremadamente familiar en su entorno intimo; Rosita y sus hijos constituían su mayor patrimonio. Su sonrisa nunca desaparecía, y sabía expresarla hasta para manifestar sus desacuerdos.
En lo que respecta al departamento de Santander, hay que abonarle su participación en dos proyectos significativos: la recuperación del rio Magdalena, al haber hecho valer su poder como presidente de la Constituyente, e imponer la inclusión de un artículo transitorio: la creación de la Corporación del Valle Medio del Magdalena, que hoy rescata su navegabilidad y es llamado a ser uno de los grandes emprendimientos para apalancar el desarrollo nacional. Lo hizo aprobar así, con su poder transitorio, tal como lo hizo también Abdón Espinosa, cuando impuso la construcción del aeropuerto de Bucaramanga, a pesar de que Planeación lo había negado. Y también, Hidrosogamoso, otro de sus sueños.
Serpa siempre invocó que uno de sus grandes dones era la lealtad y lo demostró en los episodios cruciales de su vida. Tal vez algunos abusaron de su nobleza, cuando llegaron a obtener la confianza que no merecían, y eso le significó recibir golpes que no le permitieron vislumbrar algunos horizontes.