Entre el 16 de marzo y el 1 de diciembre de 2020 estuvieron cerradas las fronteras marítimas que Colombia comparte con el Océano Pacífico y el Mar Caribe. Durante esos primeros meses de pandemia, gran parte de la población colombiana supo lo que es tener una gran frontera con el mundo y no poder servirse de ella, tener un mar inmenso y no poder valerse de sus aguas abiertas.
En ese momento ya estaban estropeadas las relaciones diplomáticas entre Bogotá y Caracas, pues el 19 de agosto de 2015 Nicolás Maduro ordenó el cierre de los pasos fronterizos entre el Estado Táchira y Norte de Santander. Inicialmente se dijo que en tres días se abrirían estos pasos. Hoy ya se cumplen 2.477 días desde aquel momento.
En el año 2020, cinco años después, se dijo que la frontera “debía continuar cerrada”. Esta vez fue por causa de la pandemia. Aunque decir que ha estado cerrada es una ingenuidad, pues la frontera siempre está abierta a pesar de que los puentes estén cerrados
Volviendo al Pacífico y al Caribe. ¿Qué hubiese pasado en Buenaventura si en el momento de reabrir las fronteras marítimas a los barcos de mercancías solamente se hubiera autorizado a los puertos de Cartagena, Santa Marta y Barranquilla? En otras palabras ¿Qué pasaría si a Buenaventura le “cerraran” el mar? Seguramente vendrían protestas contra esa medida injusta que pone en una situación de desigualdad a un puerto con respecto a otros. Es probable que a la protesta le hubiese seguido la desobediencia, pues hay ocasiones en que las personas incumplen las normas por rebeldía y otras porque no tienen alternativa.
Parece que este tipo de cosas son fáciles de entender, pues en el momento en que se reabrieron las fronteras marítimas, el director de Migración Colombia dijo en una entrevista: “En el mar, por carácter humanitario, no podemos impedir la llegada de una persona para suplirse de agua, alimentos o medicina”. Lo mismo podría decirse de los pasos en La Guajira, Arauca y Norte de Santander. Sin embargo, los pasos formales entre Colombia y Venezuela continuaron cerrados un año más, hasta octubre de 2021.
En este cruce de agravios, pocas personas se han percatado que el paso formal de mercancías por Paraguachón (La Guajira) está habilitado. Cosa distinta sucede con el resto de los pasos entre Colombia y Venezuela donde, a pesar de haber sido autorizados para el tránsito de personas, no se permiten aún el transporte de mercancías.
¿Cuáles son las razones que justifican el trato desigual con el resto de la frontera? ¿Por qué se pone en condición de desigualdad a unas regiones con respecto a otra? ¿Bajo qué tipo de racionalidad dos gobiernos condenan a la frontera a vivir bajo la autoridad de los grupos armados que se disputan el territorio?
Los mayores suelen decir que quien levanta un muro termina prisionero del muro que levantó. En una frontera de 2.219 kilómetros es imposible levantar muros físicos. Ante esa imposibilidad, ambos dirigentes decidieron levantar muros personales y terminaron prisioneros de sus vanidades. Por cuenta de esos muros aún se siguen contando graves daños de carácter colectivo a quienes vivimos en la frontera.