De polémicas vivimos a diario y en el ámbito político son por doquier. Una de las recientes es la surgida a propósito de una grabación que se filtró y en la cual el senador Rodolfo Hernández le solicita a quien fuera su fórmula vicepresidencial, la hoy representante a la cámara Marelen Castillo, que le devuelva una suma de dinero que habían acordado durante la campaña, unos setenta millones de pesos. La discusión se zanjó con la promesa de restituir esa cantidad de dinero mediante un acuerdo de pago.
Los desencuentros entre estos personajes ya venían de días atrás y giraban alrededor del partido de la Liga de Gobernantes Anticorrupción que fundó el exalcalde de Bucaramanga y al cual acaban de darle la personería jurídica de tal forma que el Consejo Nacional Electoral le aprobó sus estatutos, los cuales son el punto de discordia porque según la congresista Castillo estos favorecen a Rodolfo Hernández y su familia, incluso ha pensado en demandarlos ante el mismo ente que los aprobó. Por ahora ella adelanta su labor legislativa en forma aislada.
Los congresistas elegidos por la Liga, Juan Manuel Cortés y Erika Sánchez ya no hacen parte del partido y se distanciaron por la injerencia de la esposa del ingeniero Hernández en el manejo interno y porque consideran que no hay una colectividad alrededor de unas ideas sino una empresa familiar. Carlos Amaya, quien fuera gobernador de Boyacá, luego de haberle dado su apoyo para la segunda vuelta, ahora se declara ajeno al ingeniero bumangués. También se comenta con insistencia que Rodolfo Hernández renunciará a su curul en el Senado.
Luego de la elección presidencial y conocidos los resultados de la segunda vuelta que le significó una derrota al candidato Hernández frente al hoy presidente Gustavo Petro se esperaba que se declarara en oposición al gobierno y se convirtiera en su líder por haber sido quien mayor contrapeso le hizo en la recta final de la campaña y representara así a los diez millones de colombianos que votaron por él, bien sea porque estaban convencidos de sus planteamientos de un futuro gobierno o por antipetristas, pero prefirió, luego de dudas y consultas, posesionarse como senador y mantener una posición neutral, lo cual marcó una decepción entre sus electores que querían verlo tan aguerrido como se había mostrado en toda la etapa previa a la elección.
El primer y tal vez el último proyecto radicado por Rodolfo Hernández en su paso por el Congreso es el que pretende modificar la ley de contratación, la Ley 80 de 1993 que, dispone las reglas y principios que rigen los contratos de las entidades estatales, para lo cual cuenta con el apoyo de otros 20 senadores quienes se encargarán de defenderlo si el ingeniero se marcha del legislativo. Se pretende con esta iniciativa erradicar la mala práctica en la contratación pública a todo nivel.
Esos tropiezos y altibajos han llevado al ingeniero a lo que se vaticina como un lánguido final de su carrera política. Si abandona el Congreso de la República, lo cual se da por descontado, será para lanzarse como candidato a la Gobernación de Santander, pero pocos creen que tendrá éxito, pues le faltarán quienes lo apoyen de nuevo ante el descontento por su proceder en estos días.
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