Uno de los principales problemas sociales que debe afrontar la administración, es la invasión del espacio público. Dicha actividad es compleja puesto que se trata de cerrar el paso a personas que no les queda opción diferente a invadir los andenes o parte de un carril de una vía arteria.
Son muchos los ejemplos que podemos citar relacionadas con los fallidos intentos de proteger el espacio del peatón, pero muy a mi pesar, la acción es orientada a un actor en particular, porque es relativamente fácil el actuar administrativo y policivo, pero cuando el asunto abarca varias cuadras y a pocos metros del despacho del alcalde, el tratamiento es inexistente.
Veamos algunos ejemplos de ocupación del espacio público. Sobre la Avenida 5 entre calles 13 y 7, el andén es invadido diariamente por cientos de personas que tienen su “espacio apartado” y no admiten por ningún motivo que otro ciudadano se ubique en un lugar frecuentemente ocupado por uno de ellos.
Lo mismo sucede con los vendedores de frutas que se ubican en la calle 13 entre avenidas 1 y 2. Se trata de un grupo de personas que ofrecen sus productos y no contentos con ocupar el andén, generan trancones en su desespero por vender frutas, exponiéndose a un accidente dada su imprudencia.
Ahora, presento un caso que muestra la aparente dureza de la administración para recuperar el espacio público. Nos ubicamos en la intersección prolongación Avenida Cero con la vía que conduce al punto de referencia Pinar del Río. Sobre ese tramo, se ubicaba una pequeña camioneta con dos personas ofreciendo fresas con crema. Antes de ser “corridas” el sitio se constituyó en un lugar para que personas atraídas por un buen producto, estacionaran sus autos para disfrutar en familia un rico postre.
Es más, muchas veces pude observar a uniformados de nuestra querida institución, degustando el producto. Lo cierto es que de pronto no se volvió a ver esta empresa satélite y en su lugar, un aviso que dice: “ESPACIO PÚBLICO RECUPERADO”.
Empiezo por aclarar que soy respetuoso de las normas y por ningún motivo es justo que cualquier persona invada lo que le corresponde tanto a vehículos como a peatones, pero la verdad es que ese caso en particular, debe ser objeto de una profunda discusión, dado que se tipifica un caso de discriminación social, toda vez que las personas que realmente afectan el espacio público, están en la entrada de todas las dependencias del resorte municipal y de ahí mi comentario.
Esa forma de aplicar todo el peso de la ley al más débil es una estúpida muestra de incapacidad, habida cuenta que el grueso de las personas que no cumplen las normas urbanas, se ubica sobre las principales vías arterias y alimentadoras de nuestra ciudad y por lo tanto lo que le sucedió a esa pequeña empresa, es injusto.
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