Amables lectores: Nada más desagradable que tener un mal vecino y peor aún, si es grosero, boquisucio, mentiroso, ignorante y pendenciero. Lo mejor ante un personaje de este talante es mantener distancia, hacer caso omiso de sus agresiones verbales y sus retos, aplicando la sabia frase: a palabras necias oídos sordos. Ante todo se debe mantener compostura y ecuanimidad.
Nuestros vecinos venezolanos tienen la tasa de inflación más alta de Latinoamérica, superior al 200%. El desabastecimiento supera el 70%. La tasa de homicidios es de 82 por cada 100 mil habitantes, el triple de los 27 de Colombia.
Según la ONU, Caracas es la ciudad más insegura del mundo. Amigos y familiares del señor Maduro se han apropiado de miles de millones de dólares y se afirma que ha sido permisivo con algunos militares que manejan el tráfico de cocaína de las Farc y las Bacrim hacia Venezuela y de allí a Europa.
Su baja popularidad evidenciada en las encuestas sobre intención de voto para las elecciones parlamentarias de diciembre con solo el 19% del apoyo y esto unido al bajo precio del petróleo, 40 dólares por barril, ha disminuido el flujo de caja necesario para pagar favores, conseguir apoyo de presidentes vecinos y mantener suficientes recursos para alimentar las famosas misiones, claves del populismo usado en obtener éxitos electorales.
Lo anterior ha llevado a Maduro y su camarilla a preparar la obra de teatro más horrenda e inspirada en el “diario de Ana Frank”.
Igualmente “La noche de los cristales rotos” donde se reemplazó la estrella de David sobre las casas judías por una D sobre viviendas de colombianos que serían posteriormente demolidas.
“La lista de Shiller” no protagonizada por el pueblo judío sino por más cuatro mil humildes colombianos objeto de los más humillantes y crueles tratos por parte de la flamante guardia venezolana similar a la famosa Gestapo del gobierno nazi.
Nada justifica el horror de este infame ataque y menos viniendo de un vecino que afirma que “nos ama y mira como hermanos” pero faltó aclarar que debe ser como Caín amó a Abel.
Maduro desde Vietnam, China y Mercosur con la orquestación del señor Samper, quien olvidó por oportunista su libro “No a Venezuela” escrito cuando dirigía la Anif; afirma que Venezuela es un Edén donde abunda leche y miel.
Sus habitantes reciben vivienda, educación, luz y agua gratuita y alimentación subsidiada, pero allende la frontera está el origen de todos sus males con ladrones, criminales, traficantes y paracos orquestados por el expresidente colombiano Álvaro Uribe y por el presidente Santos para hacer de Venezuela un país fallido y luego asesinarlo. Tamaña farsa.
Desde esta columna propongo que nos adaptemos a la realidad y hago un llamado al gobierno nacional, a la clase política y dirigentes de Norte de Santander para trabajar sinérgicamente en las siguientes aéreas. Agricultura: Impulsar conjuntamente con ese Ministerio la financiación de proyectos agrícolas en el conflictivo Catatumbo y en los demás municipios del departamento con altas potencialidades en el agro, inexplotadas por falta de recursos.
financiación debe ser mínimo a 20 años con muy bajas tasas de interés. Infraestructura: Sin vías no hay desarrollo posible. Urge la construcción de la vía Tibú – La Mata para acceder a nuestros puertos marítimos del Atlántico para la exportación del carbón sin utilizar vías Venezolanas. Inversión Social: Unamos al Ministerio de Turismo y Comercio con la academia, Cámara de Comercio, Fenalco y empresa privada, apoyados por la banca, para fomentar empresas creadoras de empleo.
Lo bueno se debe imitar y por eso hablemos con la clase dirigente del Tolima quienes aprovecharon la tragedia del Nevado del Ruiz que destruyó Armero, produciendo un altísimo volumen de desplazados, para obtener ventajas fiscales y así desarrollar empleo y riqueza con fábricas de textiles, confecciones, calzado, proyectos agrícolas y proyectaron al Departamento al lugar de desarrollo que ocupa al día de hoy. Desarrollo Regional: Le llegó el momento al embalse del Cinera.
Con recursos del gobierno central culminemos los estudios y si resulta factible busquemos inversionistas para generar empleo en un pueblo sin trabajo y con sed.
Es urgente la reubicación en sus lugares de origen de las víctimas del éxodo fratricida, para no aumentar los cinturones de miseria y la tasa de desempleo que ya supera en la región el 14%, lo cual, hace vulnerables a los ciudadanos para un incremento de la inseguridad.