Hacía muchos años, casi cincuenta, según mis cuentas, no veía un gobierno tan asustado como el del binomio Uribe-Duque, ante la posibilidad de que un paro nacional se convirtiera en revuelta popular como las que han afrontado los gobiernos de derecha (léase Ecuador, Perú, Chile y Bolivia) debido a la insatisfacción de las gentes por medidas económicas o por la posibilidad de que se adopten decisiones impopulares, como el recorte de pensiones, el aumento en los pasajes del servicio público o de otras conquistas de los trabajadores, que han sido criticadas por dirigentes gremiales.
Algo parecido a lo que se acaba de ver lo presencié en 1970 cuando las encuestas y los cálculos electorales mostraron que era casi segura la elección como presidente del general Gustavo Rojas Pinilla y la consecuente derrota del conservador Misael Pastrana Borrero, el candidato del establecimiento. El susto fue inmenso y yo presencié a las directivas de El Tiempo, donde yo trabajaba, temblando como hojas. Pensaban que les venía un tsunami que acabaría con todo. El susto duró hasta que el gobierno declaró triunfador al vocero oficial gracias a lo que hasta el día de hoy se considera gran fraude.
Los colombianos vivimos el toque de queda, severas medidas de orden público y otras que hoy vuelven a aparecer, ante el asustado gobierno, que inventó hasta programa de televisión similar a los que hacía Rojas Pinilla.
Hay grave peligro: no se sabe hasta dónde puede llegar un gobierno asustado. Es capaz de cualquier cosa: decretar toque de queda, sacar el ejército a las calles, meter presos a los inconformes disparar a los estudiantes (recuerden a Rojas Pinilla) o dar un golpe de Estado, como ocurrió en Perú y Bolivia. Yo pensaba desfilar pero me dio miedo sobre todo cuando vi por televisión los desmanes, los saqueos y los vándalos, pues lo que se pidió fuera paro pacífico se convirtió en feria de ladrones. Algo similar a lo ocurrido el 9 de abril, cuando la chusma asaltó el Palacio Arzobispal y la Corte Suprema.
Superado el problema, que mostró la falta de policía en Bogotá, queda una petición: el gobierno debe hacer cambios que calmen la insatisfacción popular o habrá algo más grave que lo ocurrido en este paro. Ojo, Uribe y Duque. GPT