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Ferias y caos en movilidad
Con buena planificación y sin generar caos,los cucuteños podremos disfrutar de unas grandes ferias con turistas nacionales e internacionales.
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Domingo, 25 de Agosto de 2024

Todo pueblo tiene derecho a la recreación y la alegría. Pero las cosas pueden organizarse mejor. Sobre todo, teniendo claro el alcance o las metas, sin meterse mentiras. Durante siete días la ciudad vivió unas Ferias derivadas del plan “Cúcuta, ciudad destino”, para posicionarla supuestamente como lugar preferido de turistas nacionales e internacionales. Cualquiera pregunta cuántas personas vinieron de Pasto, Cali, o Barranquilla; o, de Venezuela, Ecuador, o Panamá. Ni turistas nacionales, ni internacionales. Simple ruido local, con un inmenso caos en movilidad, y pérdidas económicas para algunos sectores del comercio.

La Alcaldía debería entender que alcanzar esa meta supone primero otras tareas, porque un turista, que tiene decenas de opciones, no pasaría sus días de esparcimiento en una ciudad en donde las tasas de homicidio, hurto y extorsión aterran;el microtráfico y los habitantes de calle están desbordados; las vías se hallan en pésimo estado, la congestión vehicular fastidia, y no hay transporte público adecuado.

De manera que las ferias tuvieron un alcance muy limitado frente a la meta trazada, valga decir, que turistas nacionales e internacionales hicieran presencia. Destacamos, sin embargo, el esfuerzo de organizadores y participantes de comparsas, carrozas, cabalgatas, conciertos, etc. Pensando en los problemas estructurales, tal vez hubieran sido suficientes tres días el fin de semana, evitando el caos.

Lo ocurrido nos permite recordarle al alcalde que, en movilidad y transporte, todo está por hacer. Muy pobre es el plan de desarrollo en esta materia. El estudio de Findeter (administración Yáñez), que superó los tres mil millones y solo dice cosas de sentido común, parece dormir entre gavetas.

La ciudad necesita con urgencia un sistema integrado de transporte público. Actualmente, las compañías prestadoras se disputan las mismas rutas bajo la ‘guerra del centavo’, parando las busetas cada vez que aparece un pasajero, mientras muchos sectores carecen del servicio. La alternativa es una red de buses articulados de carácter público-privado que, teniendo en cuenta la densidad poblacional y vehicular, cubra la ciudad con cuarenta rutas esenciales y otras transversales y alimentadoras; desde luego, con paraderos obligatorios y facilitándoles a los pasajeros la correspondencia con el mismo tiquete, válido por una hora. A las empresas actuales, habría que facilitarles su participación en la nueva empresa. Los buses seguirían parámetros ambientales (eléctricos y con aire acondicionado). Este programa, por su costo, demandaría un eficaz entrelazamiento del municipio, el departamento, la nación y la cooperación internacionalcon créditos blandos a largo plazo.

El segundo componente comprende el estado de las vías. La ciudad debería tener plantas de asfalto para recuperar la malla vial con cronogramas definidos. Este programase articula con adecuada señalización, que se bifurca entre la horizontal (carriles, cebras, espacios de parqueo), y la vertical (semaforización, avisos de destino, frases educativas). En la señalización horizontal actual da pena la pintura blanca que, sin el ingrediente químico pertinente, desparece con cinco aguaceros. La semaforización, por su parte,debería sincronizarse con rigor, de suerte que en rutas principales opere fácilmente la ola verde.

El tercer componente se relaciona con las normas de tránsito. Todos los conductores, sean de buses, camiones, carros, motos o bicicletas, deben acatarlas so pena de ser sancionados. En consideración al modus vivendi actual, es obvio que se requiera de un proceso de educación, con una metodología consistente, planes piloto y medición periódica de resultados para llegar al escenario civilizado en el cual las normas se respeten, desapareciendo la agresividad al conducir, la pitadera innecesaria, el mal estacionamiento, la burla a los semáforos, la violación a los límites de velocidad, el zigzag de los motociclistas, o los peatones cruzando inoportunamente.

Cumplidas las anteriores etapas, es posible descongestionar progresivamente el parque automotor y pensar en ciclorrutas. Por supuesto, hay que llegar a eso. Pero, como bien se dice, primero la primaria.

Lo mismo ocurre con las Ferias. Controlados algunos problemas estructurales, con buena planificación y sin generar caos,los cucuteños podremos disfrutar de unas grandes ferias con turistas nacionales e internacionales.

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