En artículo anterior señalaba lo duro que es favorecer a la clase privilegiada bajándole impuestos a los empresarios so pretexto de que estos generen nuevos empleos, quisiera saber que factor de medición se tuvo en cuenta para adoptar una decisión de esta naturaleza que constituye innegablemente detrimento para los asalariados, quienes según el brillante MinHacienda Carrasquilla pagarían las rebajas que se le efectúen a las multinacionales y otras empresas, para subsanar el inmenso hueco fiscal dejado por el anterior presidente, con un país hipotecado para satisfacer las condiciones impuestas por la guerrilla en La Habana y que sin ir lejos, recordemos que fue refrendado por el Congreso y la Corte Constitucional.
No solo se ha rechazado la ampliación del IVA a toda la canasta familiar, que ha generado múltiples objeciones de la ciudadanía, sino que existen otros puntos que merecen igual repudio y rechazo por la misma y el propio Congreso, que en últimas es quien viene a aprobar los proyectos que presente el Gobierno.
Es increíble que pretenda aplicarse ese 19 % a los libros, cuando la educación y la justicia son pilares fundamentales para el desarrollo de un país. Sin educación cómo se pretende mejorar el nivel de desarrollo de la Nación, baluarte esencial junto con la investigación para crecer como país, pretensión absurda y traída de los cabellos, en claro desmedro de la clase más necesitada.
Y lo más grave, pretende GRAVAR LAS PENSIONES, lo que afectaría un inmenso número de personas con años encima, enfermos, sin caminar algunos, imponiéndoles un tributo, como si no lo hubieran hecho durante su vida, desconociendo olímpicamente su condición y estado precario de indefensión, cuando, dedicaron toda su vida al trabajo, bien fuere particular o con el Estado.
Miserable propuesta que merece un enérgico rechazo, no solo de los jubilados sino de los trabajadores activos, quienes serían los que vendrían a ser los directamente afectados. Hay un inmenso número de votantes, que deben exigir respeto y cordura a una propuesta sin peso jurídico, rayando en la bajeza más grande de la que se tenga conocimiento.
Y es acá cuando se debe medir si quienes fueron ungidos por el pueblo para que los representara, de cara duras le van a voltear la espalda, situación que amerita ser cobrada con creces en las próximas elecciones. No es justo tanto oprobio contra el jubilado, que pierde cerca del 30% de su capacidad económica cuando se retira laboralmente.
Y no solo esto, sino que a duras penas se le da una mesada más, por cuanto siendo Ministro Carrasquilla también les golpeó y vulneró sus derechos al suprimirles la mesada 14, mientras un asalariado estatal goza de prebendas, bonificaciones, prima de servicios, prima de mitad de año, prima de navidad prima de clima para algunos y vacaciones remuneradas, todo lo contrario de quienes pasaron a uso del presunto buen retiro.
Y la población más maltratada es la de los ancianos a donde todos llegaremos tarde o temprano, sin servicio adecuado de salud, debiendo adquirir de su propio dinero los medicamentos ordenados por el Estado calamitoso y burlesco de las EPS a las cuales el Estado por razones que desconocemos no ha sido capaz de poner en cintura.
Y peor aún, si bien se sube la mesada pensional es bajo los parámetros del IPC mientras que para los demás trabajadores se negocia un alza mayor, injusticia social que no tiene nombre y que busca el Gobierno elegido bajo mentiras de no incrementar los impuestos, festinar el escaso dinero que perciben quienes gozan hoy de merecido y justo descanso, sin que pueda decirse que no contribuyeron para su pensión.
Señalaba en anterior artículo y oportuno es resaltarlo, que, una mesada de $6 millones, pagaría $745.000 mensuales; una de 8 millones cancelaría $ 1.305.001 mensuales y si llega a $10 millones vendría a cancelar $ 1’865.000 mensuales, cuando pagan alrededor estos últimos de $1.700.000 por concepto de salud y más de $200.000 mensuales por solidaridad para las pensiones más bajas.
Horroriza pensar que un presidente recién nombrado haya mentido tan descaradamente al pueblo, pues la situación financiera del país era conocida y así lo dijo claramente el presidente del Senado y se rasgaron las vestiduras por lo que se comentaba en voz baja pero se mencionó en el acto de posesión de quien hoy pretende expoliar más al asalariado.